Más de 50.000 personas, la mayoría de ellas llegadas desde España, asistieron ayer en Roma a la beatificación más numerosa de la historia, en la que la Iglesia católica proclamó beatos a 498 religiosos (493 españoles, dos franceses, dos mexicanos y un cubano) fallecidos durante la II República y la guerra civil.
El Papa Benedicto XVI no asistió a la ceremonia, pero evocó en el rezo del angelus el ejemplo de los mártires que «con sus gestos de perdón hacia sus perseguidores impulsan a trabajar por la misericordia, la reconciliación y la convivencia».
El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, encabezó la representación del Gobierno. También asistió el diputado socialista Juan Andrés Torres Mora, ponente de la Ley de la Memoria Histórica y familiar de un mártir. La beatificación no está exenta de polémica, pues entre los mártires no se incluyó a religiosos del bando republicano que también fueron asesinados. De hecho, el único incidente de la jornada lo protagonizó un grupo anarquista que protestó ante un templo del Opus Dei en Roma con un imagen del Guernica. Hubo un detenido.
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