Con planos que al principio casi marean por los movimientos rápidos y la intermediación de cristales llenos de palabras y bellos fotogramas que muestran la cara más dulce y la más amarga de la vida, el director desarrolla cuatro meses de la vida de una joven a la que han roto el corazón y quiere comenzar de nuevo.

Bares de mala muerte, policías alcohólicos y enamorados, chicas jóvenes que no saben más que jugar al póquer y el dueño de un sencillo bar de Nueva York sirven para plantearle a la protagonista numerosos dilemas de los que tendrá que aprender algo e incorporarlo a su personalidad.

El largometraje, que se presenta en la Sección Oficial a concurso, recibió numerosos aplausos del público asistente que se arrancó dos veces a demostrar las sensaciones que le había transmitido la película.

Se proyectará hoy en el Calderón a las 22 horas y mañana en el Roxy a las 12.30 y a las 18.30 horas.