Mientras que el colectivo local de autónomos ha crecido un 11,8% en lo que va de año (de 32.960 a 36.851), el número de extranjeros que ha decidido ponerse por su cuenta subió de 674 a 1.057, un 56% más.

En Castilla y León, la diferencia es todavía mayor y los nuevos vecinos que montaron un negocio pasó de 1.415 a 3.981, un 181%.

Los más animados son los rumanos y búlgaros que, desde su entrada en Europa, se han lanzado al mundo de la empresa.

Sólo los rumanos han pasado de ser 146 en 2006 a 1.186 este año.

De esta forma, desbancan a los portugueses, que hasta ahora lideraban la lista. Tras ellos: chinos, marroquíes y colombianos.

Motivación y fracaso

La mayoría trabajan en el sector servicios y en la construcción, ya sea abriendo sus propios comercios, o bien ofreciendo trabajos de fontanería y pintura, por ejemplo.

Los hay que ya emprendían en sus países; otros se decidieron al ver que las ofertas que recibían no se adaptaban a su formación. También hay quien actúa por imitación.

Arriesgan al ver que a un compatriota le va bien, como en el caso de los locutorios. No están a salvo del fracaso y, de hecho, un gran número no salen adelante.

A los de un autónomo español hay que añadir:

1. No conocen las leyes ni la forma de trabajar.

2. No tienen familia o amigos que los avalen.

3. Tienen problemas de residencia y papeles.

4. Hay un posible rechazo de su clientela.

1. Necesitan facilidades para acceder a un crédito.

2. Que los ayuden a elaborar planes de viabilidad.

3. Demandan ayudas y subvenciones específicas para ellos.

4. Más información, en general, sobre trámites.

1. Asesoramiento gratuito y en su idioma si fuera necesario.

2. Ayudas concretas para ellos.

3. Mayor difusión de las posibilidades de ser autónomo y condiciones. 4. Flexibilidad en los permisos de trabajo.

«Mejoraría las subvenciones»

«Nuestro caso es especial. Vinimos de Perú hace ocho años y llevo el negocio a medias con mi hermano. Yo terminé empresariales y el es ingeniero, así que nos complementamos.

Somos delegación de una empresa de Ávila y tenemos su respaldo. Abrimos en pleno auge inmobiliario y no fue difícil conseguir financiación. Tampoco hemos tenido problemas con clientes por ser inmigrantes.

Sí que mejoraría las subvenciones, porque se reciben pasado un año, y en ese tiempo, hay muchos que no soportan y tienen que cerrar».