Parece tan evidente que, en realidad, es demoledor. «Hay que garantizar el derecho a ir a pie por la ciudad sin trabas», afirma el urbanista experto en movilidad José Luis Cañavate.

Él y una docena de expertos han confeccionado el Libro Blanco de la Movilidad Sostenible (LBMS) en Andalucía, un encargo de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta para definir en términos generales cómo deberán ser las políticas públicas que regulen los desplazamientos e incluso ciertos aspectos del diseño de las urbes. El LBMS hace una propuesta legislativa –que la Junta podrá aceptar o no– y que recoge propuestas como la que cita Cañavate. «En las ciudades, los desplazamientos a pie y en bici suman el doble que los realizados en coche. ¿Por qué hay más infraestructuras para el automóvil que para el peatón y las que existen están subordinadas a las propias de las cuatro ruedas?», se cuestiona Cañavate. «Porque hay congresos de ingenieros sobre asfalto, pero no sobre acerado. El automóvil tiene detrás una industria», responde él mismo.

¿Cómo garantizarlo?

Pasos de cebra elevados

Actualmente un peatón debe bajar desde la acera al paso de cebra (asfalto, el territorio del coche) para cruzar la calle. «Si en realidad hay más desplazamientos a pie, los pasos de peatones deberían elevarse hasta la altura de la acera y que el coche sea el que tenga que subir al espacio del viandante. Así se eliminarían las barreras arquitectónicas y se reduciría la velocidad del tráfico», explica Cañavate. La medida se aplicaría a los principales itinerarios peatonales de las ciudades.

Ordenar la acera

Hay un exceso de postes de señales. El mobiliario urbano no puede molestar al peatón.

En lugares muy expuestos al sol, es preciso elegir los árboles más adecuados y los pavimentos que den menos calor, indica este experto.

Menos coche, pero con más bus

El LBMS propone crear zonas que mezclen actividad empresarial y viviendas para reducir las caravanas típicas de hora punta en ciertos lugares de los cascos urbanos. En las afueras deben instalarse aparcamientos disuasorios para los coches que vengan de otra población. Desde allí, el transporte público llevaría a los viajeros hasta la zona de su trabajo. Pero para que esto sea útil a los ciudadanos, el transporte público debe potenciarse: el tiempo en bus o metro del aparcamiento en las afueras al trabajo debe ser igual o menor que lo que tardaría en coche con la caravana diaria.