Al menos 115 personas murieron y un centenar resultaron heridas ayer en un doble atentado suicida dirigido contra la ex primera ministra paquistaní, Benazir Bhutto, que salió ilesa.
Las explosiones se produjeron al paso de la comitiva de Bhutto, que viajaba del aeropuerto de Karachi al mausoleo al padre de la patria paquistaní, Mohamad Ali Jinah, donde tenía previsto pronunciar un discurso.
Bhutto regresaba a su país tras ocho años y medio de exilio en Dubai y Londres. Unos dos millones de seguidores de su formación política, el Partido Popular de Pakistán, esperaban el paso del camión blindado en el que viajaba Bhutto con cánticos, bailes y pancartas de bienvenida.
«Arderán en el infierno»
Antes del atentado, Bhutto había señalado que no se dejará «intimidar» por las amenazas de los extremistas islámicos que están «intentando apoderarse» de Pakistán, y añadió que «el Islam condena condena los atentados suicidas. Si alguien quiere atentar contra una mujer, terminará quemándose en el infierno». A su vez, se mostró convencida de que «ha llegado el tiempo de la democracia» para Pakistán.
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