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El año de los congresos políticos: dos para fortalecer al líder y dos para coser lo que está roto

Rajoy (PP), Sánchez (PSOE), Rivera (Cs) e Iglesias (Podemos), en la campaña de las generales de 2016.
Mariscal / EFE

Dos congresos para ganar en robustez y dos para tratar de coser lo que está roto. Los cuatro gandes partidos afrontan este año sus respectivos cónclaves internos para rearmarse de cara a la nueva legislatura y prepararse ante un posible adelanto electoral si el Gobierno en minoría de Mariano Rajoy no logra ejecutar su programa electoral.

De los 1,5 millones de militantes llamados a votar dependerán no solo el futuro de los respectivos líderes y partidos, sino la gobernabilidad y las reformas para los próximos años.

PP: El reemplazo de Rajoy en el horizonte

El PP ha convocado del 10 al 12 de febrero a los 3.128 compromisarios que representarán a los 861.000 militantes que asegura tener.

Rajoy carece de oponentes para un XVIII Congreso de carácter continuista. El sistema presidencialista del PP hace que él tenga la última palabra sobre su propio relevo, que, a día de hoy, y según afirman desde su equipo a 20minutos, no está sobre la mesa. Las mayores incógnitas son el posible relevo de Dolores de Cospedal como secretaria General, los retoques en la directiva y la posibilidad de que Rajoy señale, de forma directa o indirecta, a su sucesor, aunque desde Génova advierten de que el político gallego es "previsible" y especialista en dilatar los tiempos.

El partido se mantendrá como cristiano, conservador-liberal y no adoptará las primarias, a pesar de que la madrileña Cristina Cifuentes lo propondrá formalmente. En su lugar, promoverá un sistema mayoritario reforzado por el que el candidato que sume más del 50% de los votos de los afiliados con 15 puntos de ventaja sobre el siguiente se proclamará vencedor de forma automática. La limitación de mandatos será debatida a iniciativa de Esperanza Aguirre. Si Rajoy vence, podría presidir el PP hasta el año 2021.

PSOE: Esperando a Susana Díaz

La crisis que hizo estallar el partido por la abstención en la investidura de Rajoy podría tener su punto y final antes del verano, aunque la gestora se inclina por no fijar la fecha del Congreso en el Comité Federal del próximo día 14, como publicó este diario.

La dirección provisional, dominada por el sector andaluz, retrasa la convocatoria del Congreso Federal desde octubre para boicotear el posible regreso del exsecretario general Pedro Sánchez, al que 70 cargos orgánicos dan su apoyo para que encabece un proyecto de izquierdas "auténtico".

Susana Díaz es hoy, como admiten incluso algunos de sus críticos, la única gran baza del PSOE en cuanto a carisma, pero la andaluza reclama un apoyo unánime del que aún carece. Un sector impulsa a Patxi López como candidato de consenso. La última palabra la tendrán sus casi 189.000 militantes.

Podemos: Cerrar las heridas entre sus dos almas

El enfrentamiento entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón ha impulsado los inscritos de 430.000 a 456.000 en dos meses, aunque el censo de activos (los que han participado en la vida orgánica los últimos meses) no ha sido depurado aún.

Ambos coinciden en que Podemos debe "hacerse mayor", pero discrepan en la fórmula: frente al movimiento original, social y políticamente transversal y capaz de llegar a acuerdos con otras fuerzas presentes en las instituciones que Errejón propone para cambiar las cosas, Iglesias y sus nuevos socios de Anticapitalistas quieren hacer una oposición que "impugne" el sistema, fuerte en el tejido social y en la calle y muy diferenciada del PSOE.

La posibilidad de un acuerdo de mínimos previo al Vistalegre II, que se celebrará los mismos días que el congreso del PP, es posible, aunque Iglesias se niega a un pacto "precocinado" y que hurte la discusión a los inscritos. Errejón cree que la pluralidad que demostró la votación sobre el sistema de elección de cargos (con un 41% a favor del secretario general, un 39% para los errejonistas y un 10,% para Anticapitalistas) debe reflejarse en el nuevo Podemos.

Ciudadanos: Sin oposición a Albert Rivera.

La eurodiputada Carolina Punset y la plataforma TranC'sparencia son la única oposición al líder naranja, que espera revalidar la confianza de los 30.000 militantes los días 4 y 5 de febrero. Las exigencias de mayor democracia interna y las críticas al poder casi omnímodo de la ejecutiva, que ha propuesto incluso prohibir las corrientes internas, erosionan, pero no dañan a Rivera, que ha comenzado a alejarse de colaboradores cercanos como Juan Carlos Girauta.

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