Los pescadores de anchoa llevan tres años perdiendo el 70% de sus ganancias, desde que la Unión Europea ordenó el paro biológico para evitar que la especie se extinguiera en el mar Cantábrico.
En Asturias hay siete barcos que se dedican a la captura del bocarte, en los que trabajan casi un centenar de personas. Cada marinero recibe una subvención de 3.000 euros al año, pero los pescadores aseguran que no cubren lo que ganarían si siguiesen faenando.
Algunos barcos pescan ahora una especie diferente. Según Dimas García, presidente de la Cofradía de Pescadores de Asturias, ha aumentado sensiblemente la captura de sardinas.
Cree que «esta especie puede estar sufriendo un proceso similar al de la anchoa». En su opinión, se debería prohibir su captura en los meses de primavera, para no agotar los caladeros.
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