Belenguer ha incidido en que se trata de un modelo en el que las dos partes, sector público y privado, "actúan prácticamente como socios en el proyecto que se pretende acometer, beneficiándose ambos de las potencialidades de cada uno de ellos. El sector privado, por cuanto que accede a la posibilidad de realizar una actividad en principio exclusiva de la Administración y, el sector público, por cuanto que de este modo integra recursos financieros y know-how de los que en principio carece".

Seguidamente ha analizado las experiencias que se han producido en España en los últimos años con la finalidad de poder valorar el empleo de las fórmulas de colaboración público privada en el nuevo marco normativo.

Belenguer ha señalado que la colaboración es algo totalmente distinto de una figura contractual. "Hoy en día es una necesidad, una forma de integrar medios y recursos, sobre todo en un momento como el actual de escasez de recursos públicos destinados a la inversión en infraestructuras públicas. En definitiva, una idea que debería impregnar todo el funcionamiento de la Administración, como así ha ocurrido en los países de nuestro entorno, como por ejemplo Gran Bretaña, donde más éxito ha tenido".

Según ha afirmado, la colaboración público-privada, así entendida, "lleva a resituar el papel del sector público de prestador o coprestador de servicios a receptor, consumidor o usuario de los mismos, lo cual es particularmente importante dentro de lo que debería ser un nuevo concepto de Administración moderna y eficiente".

También ha analizado uno de los aspectos principales de los proyectos de colaboración, los requisitos establecidos por Eurostat para que la inversión en infraestructuras públicas no consolide en el endeudamiento público, en particular todo lo relativo al reparto de riesgos entre ambos sectores, y las últimas decisiones adoptadas por el Ministerio de Fomento en relación con el asunto de las Radiales de Madrid, la autovía Madrid-Toledo, la de Ocaña-La Roda, la Cartagena-Vera o la M-12 eje Aeropuerto de Barajas, todas ellos proyectos gestionados por compañías hoy en concurso de acreedores.

Por último ha comentado las particularidades del Plan Juncker (Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas -FEIE-), pues el mismo responde a esta filosofía de compartir los riesgos asociados con las infraestructuras que sean económica y técnicamente viables, que contribuyan a los objetivos de la Unión Europea, tengan potencial para aprovechar otras fuentes de financiación y requieran el apoyo del FEIE y no puedan ejecutarse únicamente con los instrumentos existentes de la UE y el Banco Europeo de Inversiones.