Según su director general, Àngel Simón, con más beneficios se podría instalar plantas de tratamiento de ósmosis en Sant Joan Despí.
"Es un problema de costes", zanjó Simón. El curso del río Llobregat es bastante salino por las minas de potasa en la comarca del Bages. Tanto Agbar como la Agència Catalana de l’Aigua trabajan para reducir el mal gusto de este líquido, y que obliga a muchos vecinos a comprar agua embotellada (más cara) o a instalar descalcificadores.
Tres etapas
Una parte de la tarifa la dicta la Entitat Metropolitana, a instancias de la misma concesionaria. Otro tramo lo establece la Generalitat (canon) y el último es decidido por los ayuntamientos (basura).
Simón no quiso especificar cuál es esa subida "leve" que piden para el agua y se limitó a pasar la pelota a la Administración. "Pregúntenle", dijo. El grupo tiene en Barcelona 1,26 millones de abonados, que se verían afectados.
Los pantanos, igual
Las reservas de los embalses que abastecen Barcelona apenas crecieron la última semana a pesar de las lluvias. A fecha de11 de octubre, los pantanos se situaron en el 34%, cuando la media de los últimos 10 años está en el 60%.
Entre los importantes, todos pierden agua salvo el de Susqueda, que se recupera tras un verano aciago. Se prevé que la situación mejore en las próximas semanas.
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