Muere con las piernas amputadas tras ingresar en la Jiménez Díaz por una incontinencia urinaria

  • María Jesús Pascual murió por una fascitis necrotizante contra la que nadié actuó.
  • Los médicos llegaron a administrarle placebos creyendo que sufría "trastornos psicosomáticos" tras la operación. 
  • La derivaron al Hospital La Paz incapaces de resolver las complicaciones posoperatorias.
  • En La Paz tuvieron que cortarle las piernas, pero no pudieron evitar su muerte.
La madre de Maru (en primer plano) sostiene una foto de su hija fallecida acompañada por el resto de los hermanos de la joven. A la izquierda, Beatriz, la tutora de su sobrina Laura y Josefina, la portavoz de la familia, en el centro.
La madre de Maru (en primer plano) sostiene una foto de su hija fallecida acompañada por el resto de los hermanos de la joven. A la izquierda, Beatriz, la tutora de su sobrina Laura y Josefina, la portavoz de la familia, en el centro.
JORGE PARÍS
La madre de Maru (en primer plano) sostiene una foto de su hija fallecida acompañada por el resto de los hermanos de la joven. A la izquierda, Beatriz, la tutora de su sobrina Laura y Josefina, la portavoz de la familia, en el centro.

Maru, como conocían en casa a María Jesús Pascual, cumplió 44 años a bordo de la ambulacia que la trasladaba desde la Fundación Jiménez Díaz al Hospital La Paz de Madrid.

Poco más de un mes después de su cumpleaños, el 28 de octubre de 2008, esta mujer, madre de dos niñas, fallecía víctima de una fascitis necrotizante consecuencia de una negligente atención médica en la Jiménez Díaz, según recoge la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) facilitada por su letrada, Julia García, de los servicios jurídicos de la asociación El Defensor del Paciente.

"Estaba feliz, tenía un novio nuevo y quería que esta vez le saliera bien. Fue ella la que decidió entrar al quirófano, aunque hubiera podido vivir así", recuerda su hermana Josefina Pascual.

La portavoz de la familia se refiere a la incontinencia urinaria que padecía la joven y a sus problemas ginecológicos. "Había tenido dos hijas y tenía el útero algo descolgado, decía que se lo podía hasta tocar. Quería solucionarlo", resume Josefina. Una intervención sencilla que exige solo dos días de ingreso pero que, en su caso, tuvo el peor de los desenlaces posibles.

Según recoge la sentencia, que ha fallado a favor de la familia condenando a la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid y a la Jiménez Díaz, la intervención quirúrgica fue "correctamente realizada", pero "no se practicó prueba alguna para determinar la posible causa de las complicaciones posoperatorias anormales que padeció desde un primer momento", detalla el fallo judicial.

"Dolores, problemas urinarios, aparición de manchas y hematomas y la existencia de manchado seroso maloliente" fueron los síntomas que Maru empezó a padecer nada más abandonar la sala de operaciones. A pesar de la gravedad de su cuadro clínico, según expresa la sentencia, se aprecia una "excesiva demora" sin que se solicitara "ninguna prueba urgente".

"Los médicos de la Jiménez Díaz estaban muy perdidos", explica la hermana de la fallecida, a pesar de las muchas veces que la familia pidió que la paciente fuera asistida ante sus fortísimos dolores antesala de la fascitis necrotizante que acabaría con su vida. El nombre médico de la enfermedad se refiere en realidad a una infección bacteriana que devora la carne del paciente, es la bacteria comecarne.

"Llegó a recibir incluso placebos al considerar que tenía trastornos psicosomáticos", se lee en el fallo del TSJM, que achaca al centro un grave incumplimiento de la Lex artis, tanto en planta como cuando Maru fue ingresada de urgencia en la UVI de este centro "en situación de shock séptico severo".

"Deficiencias en la UVI"

Los jueces que han redactado la sentencia explican que "la fascitis necrotizante es una enfermedad poco frecuente y muy grave si no se actúa con celeridad en el tratamiento, que ha de ser precoz y muy agresivo". Algo que en este caso no ocurrió. Fue operada el día 1 de septiembre y hasta el 4 de septiembre (cuando ingresó en la unidad de cuidados intensivos), ningún facultativo adoptó las medidas antibióticas que hubieran podido salvarle la vida.

Además, añaden los jueces, la joven "permaneció 14 días en la UVI [de la Jiménez Díaz] recibiendo sin éxito tratamientos prescritos por profesionales de diferentes especialidades, sin que ninguno estuviera a cargo de la misma, para ser finalmente derivada a otro centro con más experiencia (Hospital La Paz), en donde ya se vieron obligados a realizar la amputación de ambas piernas para finalmente asistir al fallecimiento de la paciente.

"Mi hermana estaba rara, en un grito de dolor", relata Josefina, que habló por última vez con Maru el día 3 de septiembre cuando salían del hospital. Cuando regresaron al día siguiente "ya estaba en la UVI, sedada, no volví a hablar con ella", recuerda.

A partir de ahí, tras varias operaciones, "eran incapaces y tuvieron que pedir ayuda a la Unidad de Quemados de la Paz", donde acabaron trasladándola, cuenta su hermana.

"En la Paz hicieron de todo para salvarla. Desde el principio nos dijeron la verdad. Que no entendían cómo había llegado a eso y que la bacteria se le iba extendiendo, hasta que llegó al cerebro. Eso fue el final ", explica Josefina.

Ahora, con la sentencia, la familia quiere cerrar "ocho años de pesadilla", asegura. Y es que no solo fue la muerte de Maru. La joven dejaba dos hijas, de dos padres diferentes, y el de la pequeña (6 años entonces) no quiso hacerse cargo de la niña.

Fue una de sus tías, Beatriz, la que tuvo que pedir la tutela para que Laura (así se llama la niña que hoy tiene 14 años) no acabara en los Servicios Sociales.

"Ahora sentimos que se ha hecho justicia", aseguran casi felices porque, sobre todo Laura, "habla de su madre, no tiene traumas y lleva sus fotos en el móvil". Su hermana mayor, Carolina, vive ya independizada.

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