Para el presidente del máximo órgano judicial regional, que ha hecho un repaso al estado de la Justicia en la Región, el problema es que están descompensados los medios y la inversión, y considera que el retraso en resolver los asuntos judiciales es síntoma de una infradotación de medios. "Hay problema de escasez de profesionales dedicados a la justicia", dice.
En la Región, entran cada año 270.000 asuntos judiciales, y se están resolviendo más de los que entran. Aun así, ha explicado que en el último año se ha incrementado el número de jueces en la Audiencia Provincial, lo que ha supuesto aumentar la celebración de juicios "a un ritmo diferente a años anteriores", y confía en que después del verano de 2017 se puedan estar celebrando juicios a 4 meses vista, como es el objetivo marcado.
El problema, considera, es la "judicialización masiva de la conflictividad", esto es, la alta litigiosidad, porque "no hay un sistema judicial en el mundo que soporte todos los conflictos que plantean las sociedades dinámicas", y lo califica como "síntoma de inmadurez democrática". Como solución, estima, "debemos reaprender y establecer más diálogo", además de apostar en términos judiciales por la mediación como forma de solución de los conflictos.
Del Riquelme considera que el diagnóstico de la Justicia está hecho y desde hace tiempo, y apela a que finalmente exista la voluntad política necesaria para afrontar esa modernización. Su apuesta pasa por establecer un Pacto nacional por la justicia, que marque el camino a seguir en las dos próximas décadas.
Asimismo, se ha referido también a las injerencias políticas a la Justicia, que rechaza y que califica como leyenda urbana, pues durante su trayectoria "nunca he recibido ningún tipo de insinuación o presión. Y sé que no se atreverían".
En este sentido, advierte que, frente al enloquecimiento al que puede incurrir el poder político, la labor de la judicatura debe seguir siendo la del compromiso y el trabajo, y asegura que "los tiempos de la justicia son mucho más lentos que los de la política o el periodismo, y el peligro está en contribuir a los juicios paralelos y que se reclamen soluciones por vías que no son la judiciales", por lo que anima a no entrar en ello, porque si no la corrupción "ganaría dos veces".
Para el presidente del TSJ, "los tiempos de la justicia no pueden generar frustración, ya que este el cauce que nos hemos dado para enjuiciarnos. Y eso no significa inoperancia, es el respeto a lo que nos comprometimos como garantes de las promesas democráticas que hemos hecho".
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