Encontrar trabajo en Córdoba no es fácil. Pero si el que va todos los meses a una oficina de empleo es un discapacitado, las dificultades se multiplican por la enésima potencia.

Así se pone de manifiesto en un informe de la Consejería de Empleo, que revela que sólo una de cada 2.000 contrataciones que se realizaron en la provincia entre enero y agosto de este año tuvieron como afortunado destinatario una persona con alguna minusvalía física o psíquica.

El presidente de la Federación de Minusválidos Físicos de Córdoba (Fepamic), Antonio Hermoso, habla de «desconfianza» y de «prejuicios» por parte de los empresarios, «que creen que nosotros no podemos trabajar como cualquier otra persona». Añade Hermoso que «el mejor ejemplo son los 300 empleados con alguna discapacidad que hay en las compañías que nosotros mismos hemos creado».

Pero es paradójico que el 75% de los contratos a discapacitados se hagan en el sector privado. Es decir, sólo una cuarta parte de los empleos se producen en empresas públicas o con instituciones, según datos de Fepamic, cuando la ley obliga a que en las convocatorias de empleo público el 3% de los puestos se reserven a personas con problemas de movilidad. La propia Junta considera a los discapacitados como un colectivo de interés para el empleo y realiza medidas directas para favorecer su contratación, pero a la vista está que su efecto es mínimo.