A día de hoy las cuentas vivienda no merecen la pena por una razón muy sencilla. Con 36.000 euros (seis millones de pesetas) poco se puede comprar, prácticamente no te vale ni de entrada. Como nuestro sistema de contribuciones es proporcional, al tener que pagar impuestos un año por los 36.000 euros, la parte a pagar a Hacienda suele ser mayor que lo que hubiésemos pagado cada año por los 9.000 euros. Txarlie.

Las cuentas vivienda son una gran, enorme trampa en la que nos vemos atrapados mucha gente. Con ganas de ahorrar y desgravarte algo de dinero, te das cuenta de que se pasa el plazo de la cuenta. Así que o te compras una casa a toda prisa o devuelves a hacienda más de 6.000 euros, más intereses de demora; o se amplía su duración hasta los seis años (como ocurre en Navarra y en el País Vasco) o que las eliminen. Le sirven a muy poquita gente. Cuenta vivienda es una mierda.

Tres de cada diez agencias de pisos echarán el cierre este año. Me alegro mucho de que estos chupones, que llevan años aprovechándose e inflando los precios de algo de primera necesidad como es una vivienda, se vayan al carajo. Por otro lado, pienso en muchos puestos de trabajo de curritos sin culpa que se van a perder y me digo: esto no es bueno. A fin de cuentas, los que se lo han llevado van a seguir forrados. Agente Pérez.

Normal, la mitad de las inmobiliarias que han surgido en España estos últimos años no eran más que chiringuitos con cuatro planos pegados en el escaparate, que cobraban una pasta por vender, perdón, por «despachar» pisos (porque se vendían solos). Yo.

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