Jaime el del 27. A lo mejor usted lo recuerda al frente del kiosco de copas 27, situado junto al Auditorio de la Expo del 92. Desde luego, este sevillano de 36 años no lo ha olvidado, no sólo porque fuera su primer sueldo, sino porque «salir de aquel sueño me dio mucha pena», recuerda.
Otros nunca salieron del todo. Es el caso de Ginés Aparicio, que fue el máximo responsable de la construcción del recinto que hoy es la Cartuja, y que ahora trabaja en Zaragoza en la construcción de la Expo 2008. Para él, su mejor recuerdo fue «ver a la gente jugando en las fuentes que levantamos entonces». Hoy, 15 años después, muchos siguen refrescándose en ellas los días de sofocante calor. Pero él destaca lo que Sevilla ha ganado con sus puentes, la ampliación del río y las zonas verdes.
A Mame Pinazo, la sevillana que encarnó a Curro durante toda la pre-Expo (foto), el mejor recuerdo que le queda fue su participación en la cabalgata de los Reyes Magos y la nostalgia de «un trabajo en el que todos estábamos muy ilusionados, nunca he vuelto a vivir nada así».
Tampoco Nacho, hoy empresario y entonces joven figurante de la Antología de la Zarzuela: «Entre bambalinas conviví con los grandes: Montserrat Caballé, Alfredo Kraus o Plácido Domingo». Como para olvidarlo.
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