Según recoge la calificación del fiscal, a la que ha tenido acceso Europa Press, durante finales del año 2011, "con el propósito de satisfacer sus deseos sexuales y aprovechando que se quedaba al cuidado de la menor, mientras sus padres trabajaban", el procesado presuntamente besaba a la niña y la agarraba fuertemente de los brazos, a la vez que le decía que como dijera algo a alguien iba a decir cosas de ella.
No obstante, dicha situación "se agravó" en el mes de octubre de 2011, cuando el acusado, "aprovechando idéntica ocasión", supuestamente llevó a cabo las agresiones sexuales tras atarle las manos con una cuerda fina y taparle la boca con una cinta aislante, a la vez que "la amenazaba e intimidaba para que no contara nada a sus padres", según el Ministerio Público.
Como consecuencia de tales actos, la menor sufrió lesiones psíquicas que precisaron 302 días de curación y le ha quedado como secuela un trastorno depresivo reactivo.
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