La Audiencia de Barcelona ha condenado a 22 años y medio de prisión al hombre que clavó 41 puñaladas a su exjefe en un polígono industrial d’Esparreguera (Baix Llobregat) el año 2014. Después que el jurado popular lo declarase culpable de asesinato con alevosía y ensañamiento, el magistrado le ha impuesto una de las penas más alta posibles y una indemnización total de 810.000 euros para los familiares de la víctima.

Durante el juicio, el acusado admitió los hechos pero aseguró que fue en defensa propia y “no quería hacer daño” a la víctima, con quien había tenido conflictos judiciales años antes.

Según consideró demostrado el jurado, el hombre apuñaló 41 veces a la víctima, con alevosía y ensañamiento, puesto que llevaba dos cuchillos en el bolsillo, la víctima no lo esperaba, iba desarmada y no se pudo defender porque estaba dentro de su coche. Además, le infligió un dolor innecesario, porque de las 41 puñaladas por todo el cuerpo, sobre todo al tórax, la espalda y las extremidades, sólo cinco fueron penetrantes, tres de las cuales mortales.

El jurado tampoco consideró demostrado que el acusado actuara en defensa propia, como alegó, que fuera bajo los efectos del alcohol, ni que tuviera problemas psíquicos. Tampoco admitió un posible atenuante de la pena por confesión, puesto que el hombre habló de los hechos a la Policía Local de Abrera. Por eso, el tribunal popular ha rechazado que se le rebaje la pena o se lo indulte.

Fernando P.S., de 48 años, había trabajado a la empresa de palés Embalajes Barrio, situada en el polígono Olana de Esparreguera, del 2001 al 2008. El último año había estado de baja médica y al volver entró al comité de empresa. El acusado ya había tenido conflictos laborales con la empresa y fue sancionado sin sueldo ni trabajo meses antes de ser despedido por no cumplir las medidas de seguridad.

A raíz del despido, el acusado y el empresario tuvieron varios procedimientos judiciales, tanto laborales como penales, incluida una denuncia de la víctima por amenazas que se archivó. Del 2008 al 2014 no volvieron a tener ningún contacto ni conflicto. El hombre se quedó al paro y del 2010 al 2011 trabajó en una empresa de bricolaje del centro comercial Montserrat de Abrera (Baix Llobregat).