Los ciudadanos denuncian el comportamiento de los que invaden la ciudad a cuatro ruedas Ô Una plaza con bancos de granito o un parque con frondosos olmos son lugares ideales para pasear y desconectar de la rutina diaria. Eso, siempre y cuando a alguien no se le ocurra aparcar su todoterreno a la sombra del platanero, en mitad del carril-bici o al lado del tobogán y los juegos infantiles. Vecinos como César Vacas Jurado están cansados de ver cómo los vehículos invaden las zonas verdes públicas.

Es el caso de los jardines «conocidos popularmente como La Habichuela y que el Ayuntamiento tiene totalmente abandonados». Este lector se queja del aspecto que presenta esta zona céntrica de la capital con coches a la sombra de los naranjos. «Que le cambien el nombre de jardines por el de parking La Habichuela», critica.

La misma indignación comparten los miembros de la Plataforma Carril-Bici. Actualmente, el paseo de Córdoba, conocido por todos como el Plan Renfe, acoge una feria artesanal, con varias jaimas abiertas al público. El portavoz de la citada asociación, Juan Manuel Zurita, se queja de que «la colocación de carpas e incluso de coches de los comerciantes contribuye a dificultar enormemente el tránsito de los peatones». Para colmo, muchos vehículos ocupan el carril-bici y crean «conflictos entre peatones y ciclistas», que chocan entre sí por la falta de espacio.