Este lunes los alumnos cántabros, sus padres y los profesores estrenan la primera semana de vacaciones de su nuevo calendario escolar a la europea. Los niños y niñas de esta Comunidad Autónoma no tendrán clases entre el 31 de octubre y el 4 de noviembre, lo que suscita críticas principalmente de los padres, que ven dificultada su capacidad de conciliar la vida laboral con la familiar en el nuevo marco escolar.

La prensa local cántabra informa de la apertura de 8 centros, de los 132 públicos de la región, durante esta semana para dar cobertura a las familias, con actividades lúdicas. Este volumen de aperturas han sido calificadas por las asociaciones de padres como insuficientes. En dichos centros, ubicado en las localidades de mayor tamaño, también se prestará servicio de comedor. Los museos de la región y algunos albergues también han ampliado su oferta cultural para los niños durante esta semana.

Los profesores son los principales defensores de un calendario que propone una semana de descanso escolar cada 60 días. Sus argumentos son que facilita la adquisición de conocimientos en un alumnado que descansa cada dos meses de clases. Esta distribución no supone ninguna reducción de las jornadas lectivas, que seguirán siendo 175 días.

El parón de noviembre es la principal novedad del calendario que intenta acortar los trimestres largos. El resto de los descansos del curso coinciden con Navidad, Carnaval y la Semana Santa.

A nivel nacional, este verano una encuesta descubrió que el 53% de los españoles rechaza el calendario escolar de Cantabria, mientras que el 27% afirmaba que le gustaría que en su Comunidad hubiera un sistema igual.

El principal motivo para los detractores de este sistema es la dificultad para la conciliación del trabajo y la vida familiar, algo que comparte un 53%. Un 45% considera que el calendario escolar no va a influir de forma positiva en el rendimiento académico de los estudiantes frente al 33% que cree que podría ser bueno para mejorar los resultados del alumnado.

Para la mayoría (52%), los más beneficiados del nuevo sistema son los profesores, por encima de los alumnos (36%). Los más perjudicados, los padres (58%), seguidos de los estudiantes para el 23% de los encuestados y otros familiares, como abuelos o tíos (21%), que tienen que hacerse cargos de los niños durante las vacaciones escolares.