Un aventurero lucense hizo mil kilómetros en bicicleta, en kayak y en monopatín

  • Lo hizo para llamar la atención sobre el peligro y la tragedia que encierra el uso actual del automóvil.
  • No fue fácil: sufrió ataques personales en la muralla de Lugo.
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Desnudo, en la cima del Kilimanjaro: su protesta contra el cambio climático.
Desnudo, en la cima del Kilimanjaro: su protesta contra el cambio climático.
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Desnudo, en la cima del Kilimanjaro: su protesta contra el cambio climático.

Jesús García Juanes ya es conocido por su espíritu aventurero. Su última hazaña consiste en haber finalizado con éxito una nueva gesta, tras haber recorrido 1.000 kilómetros en menos 96 horas para denunciar el peligro que para a vida y la integridad respresentan los automóviles, y protestar contra los numerosos accidentes de tráfico.

Juanes inició su recorrido el pasado miércoles en la localidad lucense de Sarria, donde realizó 480 kilómetros en bicicleta a lo largo de 24 horas.

En las siguientes etapas, siempre divididas en tramos de 24 horas, remó 100 kilómetros en Kayak por el río Miño; recorrió 300 kilómetros en monopatín y concluyó cuando dio 50 vueltas a la muralla de Lugo y completó algo más de los 1.000 kilómetros que se había planteado.

Reconoció que fue una de las pruebas "más difíciles" que tuvo que soportar en su dilatada trayectoria de aventuras, aunque por encima del esfuerzo físico su "mayor decepción" estuvo en el adarve de la muralla de Lugo donde confesó que había recibido insultos y algún empujón de la multitud que participaba en un botellón.

La situación fue tal que tuvo que trasladar su carrera a la ronda que bordea el monumento romano, aunque también ahí se llevó algún sobresalto con los objetos que caían desde la muralla. Tal y como estaba el ambiente y al comprobar que "iba muy bien de tiempo" optó por retirarse a la furgoneta y esperar a que se despejara el fragor etílico para retomar la aventura.

Una "grata satisfacción"

Ya con más tranquilidad sobre el adarve dio por concluida su aventura cuando se acercaba a las 12.00 horas del domingo y se quedó con la "grata satisfacción" de haber logrado un nuevo reto personal.

Estos mil kilómetros se suman a andanzas anteriores de este cunicultor de Castroverde (Lugo) que ya había caminado otras 200 vueltas por la muralla luguesa, para reclamar su declaración como patrimonio de la Humanidad, o se subió semidesnudo al Kilimanjaro para llamar la atención sobre el cambio climático.

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