La Universidad necesita edificios, pero le faltan permisos y terrenos. Informática, Económicas, Filosofía y Letras, Arquitectura Superior, Ciencias... La mayoría de las facultades necesitan más metros cuadrados para aulas y despachos.

La Escuela de Informática es uno de los casos más acuciantes, sobre todo porque cada mes la Universidad paga 18.000 euros por unos locales que, por falta del permiso de obras del Ayuntamiento, no puede utilizar. El centro alquiló en febrero seis bajos cercanos a la escuela con la intención de convertirlos en aulas; «sin embargo, después de llevar pagados 162.0000 euros, no se ha movido ni un ladrillo», afirma su director, Buenaventura Clares. Los alumnos ya no caben en el edificio principal y 60 científicos investigan desde sus casas porque no tienen despacho para hacerlo en su lugar de trabajo. «Ya tenemos un piso alquilado en un bloque cercano, donde hay 20 personas. La solución es que nos dejen ampliar la facultad», dice Clares.

Empresariales es otro de los casos conflictivos. Tras convertir tres aparcamientos en aulas y eliminar despachos, los cerca de ocho mil estudiantes de esta facultad no entran y mil alumnos reciben clases en la Facultad de Odontología. «El centro –matiza el vicedecano de Ordenación Académica– está saturado en todos los sentidos, hay poco personal de administración y faltan profesores».

3.000 alumnos fuera de su facultad

Económicas tiene mil alumnos recibiendo clases en Odontología, pero no es el único caso de estudiantes que van a aulas de una facultad que no es la suya. Las titulaciones de Ciencias Ambientales e Ingeniería Química, de Ciencias, se imparten en el Politécnico; Filosofía se da en Psicología y Arquitectura tiene un aula prefabricada en el patio. En total, 3.000 alumnos repartidos.