La suya es una historia de supervivencia, pero también es un buen reflejo de la ardua tarea que realizan los trabajadores de estos centros, que atienden a unos 3.500 animales cada año en toda Castilla y León, y logran que la mitad de ellos recupere su libertad y su autonomía para regresar a su hábitat natural, informó Ical.
La recepción de los animales enfermos o heridos (el 90% son aves) procede de muchas fuentes, desde Policía y Guardia Civil, a ciudadanos anónimos o cazadores.
En cuanto ingresan, se realiza una valoración rápida para comprobar los daños y, en el caso de las aves, si tendrá capacidad de vuelo. Los que llegan en peor estado pasan al programa de reproducción en cautividad.
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