El Consejo de Seguridad de la ONU escuchó al enviado especial de la institución a ese país, Ibrahim Gambari, quien les señaló que el Gobierno de Rangún tiene ante sí "una oportunidad histórica" de iniciar un diálogo con la oposición democrática para lograr la reconciliación nacional.
Gambari dijo sentirse "cautelosamente animado" por el anuncio de que el máximo jefe de la Junta Militar, el general Than Shwe, está dispuesto a reunirse con la líder opositora y premio Nobel de la Paz Aung San Suu Ky, aunque "bajo ciertas condiciones".
"Cuanto antes se encuentren, mejor, ya que es el primer y necesario paso para superar el alto nivel de desconfianza que existe entre ellos", agregó.
Sin embargo, fuentes del partido de San Suu Kyi, la Liga Nacional por la Democracia (LND), descartaron este viernes la oferta de Than Shwe, por lo que el ansiado encuentro no tiene todavía visos de producirse.
Gambari enfatizó que para sostener un "diálogo genuino" Rangún debe primero "liberar a todos los detenidos políticos".
Gambari presentó ante el máximo órgano de la ONU el informe de su reciente visita de cuatro días a Rangún, a donde fue enviado por el secretario general de la organización, Ban Ki-moon.
Su intervención estuvo precedida por unas palabras del secretario general de la ONU, quien se mostró enérgico en su condena a la actuación de los militares birmanos.
"Reitero que el uso de la fuerza contra manifestaciones pacíficas es repugnante e inaceptable", afirmó Ban, para quien la situación sigue siendo "grave" por la falta de información sobre numerosos detenidos.
China, la excepción
La gran mayoría de los quince miembros del Consejo de Seguridad, con excepciones como la de China, deploraron la respuesta brutal de Rangún a las manifestaciones que desde agosto llenaron las calles de las principales ciudades birmanas.
Las manifestaciones, que en un principio eran en protesta por el alza de los precios de los combustibles, gradualmente se transformaron en multitudinarias, con la participación tanto de civiles como de monjes budistas, en contra de los militares.
Por su parte, Estados Unidos, a través de su embajador ante la ONU, Zalmay Khalilzad, amenazó con presentar ante el Consejo un conjunto de sanciones a la Junta Militar de Birmania, si ese país no responde a la presión internacional para que cese la represión de las protestas en favor de la democracia.
Estas potenciales sanciones de la ONU se unirían a las ya anunciadas en los últimos días unilateralmente por Washington y la Unión Europea (UE).
Birmania, en contra
El embajador de Birmania ante la ONU, Kyaw Tint Swe, advirtió que la imposición de sanciones sería contraproducente para el proceso político de su país.
Kyaw Tint Swe, invitado a intervenir ante el Consejo, manifestó que la situación birmana "no es una amenaza a la seguridad y la paz internacional", una posición que en los días anteriores ha compartido China.
Por su parte, los representantes de China y Rusia dejaron claro en sus intervenciones su oposición a las sanciones.
El embajador chino, Wang Gaungya, observó que "una intervención extranjera" puede degradar la situación en el país.
Al menos 16 personas murieron, entre ellas un reportero gráfico japonés por el disparo de un soldado, aunque el gobierno solo admite diez muertes y la disidencia eleva el número a unos 200.
Rangún asegura que ha liberado a 2.095 detenidos, entre ellos 728 monjes, de entre los más de 6.000 detenidos desde que el 26 de septiembre empezó la represión.
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