El Consejo Escolar de CyL recomienda racionalizar y consensuar la carga de deberes según etapas y cada alumno

  • VALLADOLID, 5 (EUROPA PRESS)
Representantes del Consejo Escolar de Castilla y León
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EUROPA PRESS
Representantes del Consejo Escolar de Castilla y León

El Consejo Escolar de Castilla y León recomienda racionalizar y buscar consenso sobre la carga de deberes que deben tener los alumnos en función de las etapas que cursen y de forma individual según sus capacidades.

Así se recoge en el documento 'Oportunidad de los deberes escolares. Sugerencias y orientaciones' que ha elaborado el Consejo y que cuenta con recomendaciones consensuadas por todos los representantes de comunidad educativa en él representados, el cual se ha hecho llegar a la Consejería de Educación, que apoya su contenido.

Así lo ha explicado el presidente del Consejo, Marino Arranz, quien ha aclarado que no es un documento de "profundo análisis empírico" sobre los deberes o sus efectos sino fruto de un trabajo y un esfuerzo conjunto del que han resultado 24 propuestas que parten de la premisa de "desechar las posturas extremas" como deberes "nunca o siempre", dado que consideran que el centro educativo es un lugar de encuentro y debate y no de "disputa".

Marino Arranz ha estado acompañado por los miembros del Consejo representantes de profesorado de enseñanza pública y privada, Javier Ampudia y María del Carmen Gómez, respectivamente; la presidenta de la Confederación de Asociaciones de Padres de la enseñanza pública (Cofapacal) y privada (Confapacyl), Marina Álvarez y Almudena Cuesta; y el presidente de la Federación de Asociaciones de Alumnos (Fadae), Fernando Ruiz Martínez. Todos ellos, en mayor o menor medida, han expresado su opinión de que los deberes son convenientes.

El documento cuenta con unas propuestas generales y otras específicas y entre las primeras se aboga por propiciar el diálogo en la comunidad educativa sobre la conveniencia de la presencia y el tratamiento de los deberes; facilitar el acercamiento familia-escuela para una mejor práctica de los deberes; consensuar la ausencia o necesidad de los mismos; reflexionar y consensuar los "tiempos escolares" y máximos de tareas con el respeto a los momentos de ocio y juego del alumnado y dar reconocimiento a éste último mediante sus representantes.

Asimismo, se señala la conveniencia de que, ante las dificultades de determinadas familias para ofrecer a sus hijos garantías de espacio, tiempo y recursos académicos para realizar los deberes escolares, se analicen, busquen y propongan alternativas que la administración y los centros puedan proporcionar como aulas abiertas, horas de estudio, bibliotecas, apoyos y refuerzo de profesorado u otros.

Por otro lado, entre las dirigidas al profesorado, se propone que cada centro o equipo docente acuerde la calificación o no de determinados deberes escolares y su peso en la nota de la evaluación, además de tener en cuenta que la eficacia de las tareas no aumenta proporcionalmente a la cantidad que se asigna.

Asimismo, se recoge que la cantidad y tiempo de los deberes escolares dependerá de la edad y la etapa educativa y, para evitar un exceso, se señala como cuestión "fundamental" la coordinación entre el profesorado para disponer del conocimiento conjunto de deberes escolares del alumnado.

ALTERNATIVAS

Para ello, se proponen fórmulas como delegar en la persona encargada de la tutoría, utilizar la plataforma virtual, acumular los deberes escolares para una o varias semanas en cada asignatura, con distribución temporal para que el alumnado pueda organizarse para su resolución o entregar al principio de curso un dossier secuenciado de deberes escolares o tardes del curso por asignatura lo más completo posible para su programación así como la posibilidad de establecer grupos de estudio voluntario en el centro fuera del horario lectivo asistido por personal cualificado.

Otra de las sugerencias pasa por poner las tareas de forma individualizada a cada alumno, ya que una heterogeneidad se convierten en "inadecuados" para quienes no disponen de la misma capacidad intelectual, atención o motivación para resolver de forma autónoma las tareas planteadas. "Una misma cantidad de deberes escolares conllevará un tiempo de dedicación distinto a cada estudiante o grupo de estudiantes", se recoge en el documento.

Por ello, concretamente se propone adecuar los deberes escolares en función de las capacidades, ritmos y destrezas del alumnado, además de tener presente el contexto familiar, bien para cada estudiante en particular o grupo de estudiantes del aula, según los casos.

Con el fin de motivar al alumnado se considera que un acceso de las familias a la programación didáctica puede permitir la colaboración con el profesorado, que debe ser el que proponga, revise y, en su caso, evalúe el profesorado, al que además se atribuye el deber de asegurarse de que el planteamiento que se hace en clase sobre las tareas es el correcto y adecuado y que el alumno ha comprendido el proceso a seguir en su desarrollo, lo que consideran que puede facilitar su resolución autónomamente y dificultará excusa para no realizarlos.

También se aboga por utilizar el potencial de las tecnologías de la información y la comunicación para hacer más atractivos los deberes escolares y proponer planteamientos más creativos y diferentes, de forma que se acerquen a la realidad de la vida cotidiana. "Se trata demostrar al alumnado el camino para que aprenda a hacerse preguntas, a investigar e indagar, a ponerse retos y a buscar alternativas a las rutinas de ejercicios, en algunos casos repetitivos y mecánicos", explica el documento.

Aún así, se destaca que memorización y repetición de determinados procedimientos pueden resultar "adecuados" y, en todo caso, deben estar encaminados a facilitar la comprensión y sustentar el estudio.

Otra recomendación es que profesorado y alumnado nunca consideren los deberes como castigo o penalización con consecuencias negativas, dado que su utilización como herramienta disciplinaria "les aleja de su función y objetivo real".

Finalmente, en el ámbito del profesorado, se afirma que los deberes escolares, siempre que su propuesta sea adecuada a la diversidad y necesidades del alumnado, deben ser uno de los pilares en los que apoyarse para culminar el proceso educativo a lo largo de las sucesivas etapas.

MÁS CERCANÍA

Como orientaciones para las familias, el documento recoge la búsqueda del consenso con el profesorado y que éstas procuren la entrevista y colaboración para conocer los contenidos de los deberes y su metodología y poder concretar las cuestiones y necesidades más individuales y personalizadas referidas a los escolares, además de establecer cauces de comunicación con el profesorado.

Por otro lado, se considera que la familia debe propiciar un clima de trabajo adecuado, con tiempos y espacios para la realización de los deberes, así como establecer una rutina diaria y regular para la realización de los mismos y, en la medida de sus posibilidades, proporcionar sugerencias, orientaciones e indicaciones a los escolares, con la tutela y colaboración "pero si suplir ni sustituir" al profesorado.

Además, el Consejo Escolar recoge una serie de consideraciones específicas en las que hace hincapié como la importancia del ocio y tiempo libre del alumnado especialmente en Educación Primaria; evitar el exceso de deberes repetitivos en materias de contenido más práctico; animan a los centros educativos a organizar actuaciones para adquirir técnicas de estudio, etcétera; y abrir cauces de participación en Secundaria, etapa en la que la relación entre escuela y familia en general se debilita.

De la misma forma, se incide en que los deberes escolares "deben ser revisados en todo caso" y, aunque la valoración cuantitativa sea factible en todos los casos, debería realizarse en Secundaria, mientras que se propone potenciar más el tiempo de estudio que los deberes en los estudios postobligatorios.

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