"Solo reclamaba mi derecho y que se pudiera aclarar (la situación) para que las dos partes (ella y el IES) tuviéramos claro qué hacer y poder hacer mi vida con normalidad", ha manifestado este martes en declaraciones a los medios de comunicación.

Así, se ha mostrado "bastante satisfecha y muy contenta" con el resultado de su queja y ha celebrado que "al final hemos conseguido un avance entre todos: dejar claro qué tipo de régimen tenemos y que cada uno pueda ejercer tanto su libertad de formarse como de ser uno mismo". En definitiva, "no tener que renunciar, sino compaginarlo", ha aseverado.

Después de enterarse de que contaba con el apoyo de la Generalitat "en casa viendo los telediarios" y por varias llamadas de los propios medios de comunicación, sin recibir "ningún comunicado" de forma oficial, la joven musulmana de 22 años ha explicado que hablará primero con la directiva del instituto antes de reincorporarse a las clases: "Voy a venir y voy a hacer mi vida normal".

Por tanto, respecto a si cree que tendrá algún problema en su regreso al centro, Rejeb ha indicado que lo duda "mucho". "Si lo que hacía la directiva era cumplir la normativa, supongo que ahora no habrá ningún tipo de problema ya que no van a contradecir ninguna norma", ha sostenido, ya que, como ha recalcado, ella "en ningún momento" ha querido "atacar ni hacer mal a nadie".

Y preguntada por si espera algún tipo de represalias, la estudiante ha considerado que no, de "ningún tipo", porque ha reiterado que no ha "simplemente cada uno se ha aferrado a sus normas" y "ahora, como están las cosas claras, no debe haber ningún tipo de problema". "No he hecho daño a nadie ni nadie me ha hecho daño a mí", ha insistido.

A pesar de ello, sobre si la directiva del centro podría haber actuado de otra forma tras su denuncia, ha expresado que le habría gustado que "se hubiera seguido el diálogo y la mediación", si bien se queda "con lo positivo porque el resultado es lo más importante".

ALEGRE POR NO SER LA ÚNICA

Con la nueva normativa que regulará el uso del 'hiyab', Takwa Rejeb ha expresado que le "alegra muchísimo" crear precedente y que no solo sea ella la que se verá beneficiada: "Que cualquier persona no vaya a tener problemas para ejercer sus derechos y acceder a la educación, que es algo muy importante", puesto que, ha reivindicado, "al fin y al cabo este país se basa en la juventud y nosotros somos los que tenemos que formarnos para sacarlo adelante".

Antes de su caso, ha recordado que en el mismo instituto hubo otros tres casos de jóvenes musulmanas afectadas por no poder llevar el pañuelo y que "una se dio de baja, otra se cambió de centro y otra se lo quitó", aunque ha remarcado que no sabe quiénes son ni se ha puesto en contacto con ellas.

"QUE NADIE DEJE QUE TE CAMBIEN"

"Ahora espero que no vuelva a suceder este tipo de casos", ha remachado, porque, desde su punto de vista, "si hay algo que has elegido por convicción propia tienes que seguir adelante: Que nadie deje que te cambien y que seas tú mismo por encima de todo".

Con estas palabras, la joven musulmana ha agradecido el apoyo de la ONG Sos Racisme y otras plataformas como el Centro Islámico de Valencia en su reivindicación, y ha resaltado que le han "enseñado a luchar por estos valores".

Finalmente, cuestionada por cómo explicaría su deseo de llevar el 'hiyab' a alguien lejano a su religión, Rejeb ha subrayado que "las palabras no son las que pesan, sino los actos". "Cuando ven cómo eres de verdad, que estás haciendo tú vida y que no eres infeliz, todos dicen que no hace falta que lo explique porque se nota que es de verdad", ha asegurado, para apostillar que llevar esta prenda "es algo que quieres o no".

El caso trascendió la semana pasada, cuando Sos Racisme hizo pública la queja de la joven, que llevaba una semana sin acceder a clase tras haber recibido la llamada del director del instituto para pedirle que se quitara el pañuelo o, de lo contrario, no podría entrar en el aula. El responsable del centro esgrimía un artículo del reglamento del instituto que impide a los alumnos llevar nada en la cabeza, norma que nació para impedir que estuvieran en clase con gorras y sombreros que pudieran ocultar su cara.