Espinilla ha llegado a esa conclusión a la hora de explicar en que consisten los 'ambientes inteligentes', concepto en el que la tecnología a través de sensores perciben los cambios y la interactuación de las personas en el ambiente para recoger información y mediante algoritmos adaptar el ambiente a la persona usuaria, algo "que no sólo tiene usos en la domótica y la vigilancia sino que se puede enfocar para la ayuda a personas mayores en tareas cognitivas como puede ser indicarles tomar un medicamento con el uso de leds o apagar el fuego si se han olvidado que estaban cocinando".

Para la miembro del grupo de investigación 'Sistemas Inteligentes Basados en Análisis de Decisión Difuso', el aspecto 'ambientes inteligentes' es un concepto nuevo que no ha llegado a implementarse de manera plena, pero "algunas cuestiones ya se están empezando a ver, como puede ser el uso de pulseras para controlar nuestro sueño o nuestras constantes".

Esa novedad y la baja implementación "hace que hasta los propios alumnos de este curso desconozcan la magnitud que puede llegar a tener la tecnología en este ámbito" y el crecimiento exponencial que va teniendo hasta integrarse en nuestras vida "de una manera chocante, como pueden ser los últimos avances en medicina que a través del movimiento de la pupila logran saber si el paciente quiere agua".

Por último, preguntada sobre si este enorme avance tecnológico va a convertir a las personas en 'autómatas' que siguen pautas de las máquinas, Espinilla cree que de ninguna manera, que al final en "tecnologías como la de los 'ambientes inteligentes' no absorberán la decisión de la persona".