La partida se distribuye en 289.000 euros para 2016 y 611.000 para 2017. Las recargadoras son las máquinas instaladas en unos 350 puntos de venta repartidos por toda la geografía asturiana, generalmente en quioscos y estancos, donde los ciudadanos recargan o compran sus títulos.

Las máquinas actuales, que llevan operativas unos doce años, serán sustituidas por otras nuevas que comenzarán a funcionar en 2017 y que aportarán mayor seguridad a las transacciones.

Los futuros terminales serán un elemento tecnológico clave para flexibilizar la caducidad del bono 10, ya que, como novedad, permitirán realizar una recarga parcial para que el usuario recupere los viajes perdidos.

Éste es el primer paso de una renovación tecnológica que continuará en los próximos años con la sustitución de los equipos embarcados en la flota, y que se desarrollará en paralelo al análisis de nuevos usos del billete único, como una tarjeta monedero u otras fórmulas mixtas.