Lo iba a llamar Alejandro, pero el destino caprichoso ha querido que no naciera. A Claudia Cortés, una colombiana de 35 años que reside en Leganés, la vida se le truncó el pasado 2 de agosto, cuando perdió al bebé que esperaba en el hospital Severo Ochoa de Leganés, por "no haber sido atendida correctamente", asegura.
Por aquel entonces, Claudia se encontraba en avanzado estado de gestación. "Estaba embarazada de 33 semanas", recuerda embargada por la tristeza. "Ese día me hice una de las últimas ecografías que me tocaban. Me dijeron que todo estaba correcto". Pero horas después, ya por la noche, "tuve una hemorragia, así que me fui a urgencias del Severo Ochoa".
Poco después, al filo de las 2, Claudia dejó de sentir al niño. Avisó de inmediato a las enfermeras, pero no le hicieron caso. La única respuesta que recibió fue, según dice: "No eres la única que está aquí". El tiempo pasaba y Claudia seguía sin oír el corazón de su hijo. Casi tres horas después, a las 5 de la madrugada, se confirmó el aborto.
El hospital lo niega
Claudia, madre soltera de otra niña, cree que los médicos no actuaron bien: "Tenía que haber estado monitorizada toda la noche para que en caso de peligro pudieran hacerme una cesárea", lamenta. Desde entonces está de baja y, como no tiene recursos (gana 600 euros), ha tenido que esperar a que le dieran "un abogado de oficio para poner la denuncia".
Fuentes del Severo Ochoa aseguraron que "la atención que recibió fue correcta" y que "no estuvo abandonada, pues se siguió con el protocolo establecido".
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