Benedicto XVI rechazó este verano una petición de la secretaria de Estado de EE UU, Condoleezza Rice, de reunirse con él para discutir la situación en Oriente Próximo e Irak. ¿La razón? Estaba disfrutando de sus vacaciones estivales en su residencia de Castelgandolfo, cerca de Roma, un periodo durante el que no tiene por costumbre recibir a políticos, informaron fuentes del Vaticano citadas por la BBC.
Un desaire evidente
Sin embargo, varios diarios italianos apuntan a que se trata de un desaire evidente a la Administración Bush. En este sentido, los medios señalan dos posibles motivos por los que Benedicto XVI no habría querido recibir en privado a Rice.
En primer lugar, fue ella quien, justo antes del inicio de la guerra de Irak, dejó claro al enviado papal, el cardenal Pío Laghi, que el Gobinerno de EE UU no estaba interesado en los puntos de vista del Papa, entonces Juan Pablo II,
En segundo lugar, el Vaticano considera inaceptable la respuesta que dio EEUU cuando Roma le pidió que la nueva Constitución de Irak protegiera los derechos de los cristianos de este país. La Administración Bush contestó entonces a las autoridades vaticanas que las fuerzas de la coalición no están en condiciones de proteger a los no musulmanes porque no pueden garantizar la seguridad en todo el territorio iraquí.
En consecuencia, en lugar de encontrase con el Papa, Rice tuvo que conformarse con hablar por teléfono con el número dos del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone.
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