Desde el Ayuntamiento han recordado que se trata de un proyecto piloto pionero en la isla, impulsado en junio con el objetivo de mitigar el elevado riesgo que se da en la zona, dada su particular orografía. Así, los residentes y visitantes de la playa pueden acceder a la misma y estacionar en las zonas acondicionadas a tal efecto, siempre y cuando queden plazas disponibles.

Cuando no es así, tal y como han explicado, se restringe el aparcamiento y se redirige a los usuarios a la zona de aparcamiento disuasorio habilitado en las piscinas de Can Coix, desde donde pueden desplazarse hasta la playa en una línea regular de autobuses que se ha puesto en marcha este verano y que opera desde primera hora de la mañana, con frecuencias de 15 o 30 minutos, según la franja horaria.

Asimismo, el Ayuntamiento está manteniendo contactos con las asociaciones de la zona para desplegar medidas que eviten el estacionamiento en localizaciones no autorizadas y minimizar otras molestias que pudieran ir surgiendo. En este sentido, este jueves se colocaron piedras para reforzar la prohibición de estacionamiento en la carretera de acceso a Cala Salada, tras haberse constatado las malas prácticas de un gran número de usuarios que aparcaban sus vehículos en áreas no autorizadas y generaban molestias a los vecinos.

Además, se han empezado a repartir folletos informativos en todos los hoteles del municipio para dar a conocer la iniciativa y, en los próximos días, en colaboración con el Consell, se reforzará la señalización en la carretera,

señalándose con banderolas la zona de aparcamiento de Can Coix e instalándose más marquesinas informativas a lo largo del trazado de acceso a la playa.