Este año Valladolid está respirando el mejor aire de la última década. Hasta ahora, los niveles de contaminación por partículas y ozono –lo que más ensucia nuestra atmósfera– son los más bajos desde que se miden de esta manera.

De seguir en esta línea, sería el primer año en cumplir toda la ciudad los límites fijados por la Unión Europea.

Con los datos del Ayuntamiento, hasta finales de agosto el descenso de los niveles de contaminación osciló entre un 50 y un 80%, en función de las zonas de la ciudad donde se midió.

Llama la atención que donde más ha bajado ha sido en las estaciones de medición que tenían peores resultados: el Arco de Ladrillo y La Rondilla.

¿Por qué?

¿Qué ha ocurrido para que mejore de forma tan notable la calidad del aire de la ciudad? Las interpretaciones son varias, pero hay un elemento coincidente: el tiempo ha sido clave.

Valladolid ha tenido un invierno relativamente suave, sin lo que denominan inversiones térmicas que causan gran parte de los días de niebla; y en verano no se han alcanzado temperaturas extremas, que también favorecen los episodios de polución.

Sin embargo, los técnicos del Ayuntamiento de Valladolid consideran que han influido más circunstancias. «No se puede explicar sólo por una razón, sino la suma de muchas de ellas. El tiempo ha influido, pero también las medidas puestas en marcha en el plan anticontaminación (aprobado en diciembre de 2006), los avances técnicos de los automóviles...», dicen.

Desde Ecologistas en Acción insisten en que el tiempo ha sido la clave. «El descenso es general en otras muchas ciudades españolas. Lo que hay que hacer es tomar más medidas para frenar el uso del coche privado», indica Miguel Ángel Ceballos.