El rector de la Hispalense, Miguel Ángel Castro, ha presidido el acto inaugural de estas jornadas, acompañado por el director de la Escuela, José Manuel Quintero, y el presidente de la Asociación Española de Riegos y Drenajes, José María de Miguel, entre otras autoridades.

Está previsto que se presenten más de 60 trabajos técnicos en estas jornadas, relacionados con diferentes aspectos del riego y el drenaje agrícolas, hidrología, necesidades de agua de los cultivos, calidad de los suelos y aguas para el riego, ingeniería del riego, modernización de los sistemas, optimización del uso del agua, protección del medio ambiente o derechos y uso del agua.

Este congreso se estructura académicamente en sesiones técnicas y actividades plenarias. De forma paralela se celebra una exposición de material y equipos de riego y también está prevista una visita técnica de campo en la zona regable del Valle Inferior del Guadalquivir.

Está concebido como un foro de encuentro e identificación de objetivos comunes de todos los integrantes del sistema de riegos y está dirigido a docentes y grupos de investigación, operadores públicos y privados de servicio de asesoramiento, gestión y suministro de equipos, organizaciones de regantes y administraciones públicas.

En la última década los regadíos en España han crecido a un ritmo medio anual del 1 por ciento hasta alcanzar, según el último censo de 2014, una extensión de 3,6 millones de hectáreas. Este crecimiento acredita la necesidad de aportar agua de riego en un clima con tan marcada estacionalidad anual e irregularidad interanual, en el que la ocurrencia de ciclos secos avala el papel de los regadíos como estabilizador de producciones.

Simultáneamente, se ha producido un importante salto tecnológico obligado por la necesidad de incrementar la competitividad de las explotaciones de riego. Utilizando como indicador indiciario el peso del sistema de riego, se observa que el riego localizado ha pasado en diez años a ser del 37 al 49 por ciento, en tanto que en el extremo opuesto el riego por gravedad disminuye su peso pasando del 39 al 27 por ciento.