Así lo han señalado a Europa Press desde Alma Gaia, empresa jiennense encargada de la gestión de este recurso turístico, donde se rescatan oficios tradicionales que durante siglos han estado vinculados con estas sierras y sirvieron también para definir el modo de vida de sus habitantes.

"Es un tributo a la gente de la sierra, un proyecto en el que la vocación por devolverle al serrano parte de lo que nos ha dejado en forma de medio natural es el objetivo real. Esa es la razón por la que no miramos si es rentable, es nuestra aportación al parque", han apuntado al respecto.

Eso sí, "una vez claro que no tendremos retorno económico", han destacado que el ciCUM "ha atraído a casi 10.000 visitantes anuales", esencialmente familias y otros particulares que llegan a Vadillo-Castril "buscando otra cosa". Se trata sobre todo de "gente con una inquietud diferente" a la mayoría de los visitantes del espacio protegido que "quiere aprender, disfrutar, saber dónde están y por qué es diferente el lugar que pisan".

"Mención aparte" merece la labor con escolares, con los que trabajan para que los más jóvenes "sepan porqué la sierra se ha conservado así, cómo la gente de antes, sin saberlo, dan las claves para conservar este medio y que esos mayores con los que aún se pueden cruzar en Vadillo-Castril son los últimos de una raza con mucho vivido, mucho que contar y mucho que legar".

En este sentido, cabe resaltar la importancia de la madera, que en buena parte hizo que se volviera la mirada a estas sierras: la construcción de barcos en distintas épocas históricas y traviesas de tren ya en el siglo pasado fueron sus principales usos.

De la relevancia del primero da cuenta, por ejemplo, la instauración de Provincia Marítima para los Astilleros de Cartagena, a 300 kilómetros de la costa más cercana, con Ministerio de Marina y su Ministro en Orcera incluidos, y el ejército de marina repartido por la sierra desde el siglo XVIII hasta el XIX.

Pasada la Guerra Civil, con una red ferroviaria destrozada, volvió a ser necesaria la madera y nació la filial de Renfe, Explotaciones Forestales. Ella se encargaría del aprovechamiento de este recurso serrano y, por ende, de la creación de una red de carreteras para llevarla hasta los centros de transformación que vertebra lo que hoy es el parque natural.

En cualquier caso, los árboles que lo pueblan no sólo ofrecían madera, sino que también aportaban alquitrán vegetal, pez o betún y tea, cuya extracción dio lugar, igualmente, a la aparición de oficios diversos.

ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS

Junto a la propuesta del propio centro, sus responsables han diseñado otros servicios y actividades para completar "una experiencia enriquecedora". De este modo, cuentan con una zona para rápel, escalada y tirolina "de gran atractivo", además de dar salida desde el ciCUM a quienes realizan descenso de barrancos o rutas a pie o en bicicleta.

El centro abre al público todos los fines de semana del año y puentes festivos y acepta visitas previamente programadas durante cualquier día del año, incluidos los días de cierre. Además, entre el 1 de julio y el 15 de septiembre, con la temporada alta, se puede visitar todos los días de la semana, al igual que en Semana Santa.

El precio por visita individual es de dos euros, con excepción de grupos concertados de más de 30 integrantes, discapacitados, jubilados, escolares de Cazorla y la comarca, para los que será de un euro, mientras que los menores de cinco años tienen entrada gratuita.