Los propietarios de la vivienda, al llegar al domicilio después de una corta ausencia no detectaron ningún tipo de señal de manipulación de la cerradura, si bien, observaron que en el dormitorio y encima de la cama se encontraban objetos esparcidos y la estancia revuelta, simulando el 'modus operandi' de un robo.

En ese momento notaron la falta de unas joyas, lo que les hizo presumir que habían sido víctimas de un robo con fuerza con llave falsa o similar al estar la puerta de la vivienda perfectamente cerrada con llave.

En un primer momento, los agentes policiales asignados a la investigación pudieron confirmar que únicamente disponían de llaves

del domicilio los propietarios, el portero del inmueble y la empleada de hogar.

Con motivo de los hechos, los moradores de la vivienda, se percataron que a demás de los objetos sustraídos en este hecho, a lo largo del tiempo sin poder precisar fechas exactas, le han ido desapareciendo diferentes joyas familiares, tanto de su domicilio como del domicilio de sus padres ubicado en otra dirección.

Realizada una inspección técnico policial por parte de agentes de la Brigada de Policía Científica y del Grupo de Policía Judicial, la cual descartó la manipulación por fuerza o habilidad de la cerradura de la vivienda, la investigación se centro en la empleada de hogar que trabajaba en el domicilio.

Ante los indicios y pruebas recabadas que indicaban como posible autora a la empleada de hogar y la posibilidad de que pudiera deshacerse de las joyas, se procedió a su detención, momento en que de manera espontánea reconoció haber sustraído diferentes joyas a lo largo del año y de haberlas vendido en distintos establecimientos.