En rueda de prensa, el director general de Fundéu BBVA, Joaquín Müller-Thyssen, se ha referido a los límites del humor que están, ha dicho, en la inteligencia del periodista, en su propio sentido del humor y en su intuición.
Esta última, ha añadido, tiene que está sustentada en la inteligencia emocional, para saber conocer el límite de cuando el receptor del mensaje se va a ofender o lo va a mal interpretar. "Si el periodista tiene inteligencia emocional su mensaje llegará y no podrá haber equívocos", ha indicado.
Así, "del periodista se espera que sea capaz de que el receptor no dude de que no se está mofando". Y es que "el periodista que juega con el humor debe ser más inteligente; o al menos ejercitar más su inteligencia". De este modo, ha creído que cuando un periodista no está formado, "su capacidad para jugar con el humor es más pobre".
El humor, a lo largo de la historia del periodismo, ha dicho, se ha usado como "forma endulcorada" de decir las cosas y, también, como manera de "sobrepasar la censura". Los periodistas que usan el humor, por otro lado, son "grandes inventores de palabras". En este sentido, ha puesto el ejemplo de "pechamen" para no decir pecho.
En la actualidad, hay un humor "muy bueno y muy brutal", por ejemplo en la revista Magnolia; y otros que le han recordado a La Codorniz. "Se sigue haciendo lo mismo, pero ahora hay menos pudor", ha considerado.
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