Detrás de los universitarios, los graduados en Formación Profesional (FP) se han convertido en aquellos estudiantes que consiguen mejores condiciones laborales y salariales, según el mapa laboral que publicó el año pasado el Ministerio de Educación. Los índices de empleabilidad de la Formación Profesional mejoran, y se ha revalorizado como una herramienta de aprendizaje para los alumnos.

Las distancias frente a la universidad se acortan, siendo significativo que muchos titulados de FP (24%) decidan acceder a la universidad para completar su formación, y que lo mismo hacen, en sentido contrario, los graduados universitarios buscando una especialización. La relación entre los dos ámbitos es bidireccional, por lo que el estigma que ha acompañado a este tipo de estudios parece mitigarse.

La FP tiene la virtud de la especialización profesional y se contrapone en estos difíciles momentos al ámbito universitario, en el que la sobretitulación (a un tercio de los estudiantes universitarios les sobra titulación) y la falta de oportunidades en determinadas ramas, merma las expectativas en función de los grados que se hayan decidido cursar.

La FP puede ofrecer, por tanto, una alternativa viable para aquellos que apuesten por una senda específica. Más del 30% de las ofertas generadas en España en 2014 pedían titulados de FP, según la consultora Adecco, y especialmente solicitados eran los titulados en grado superior (20%), cifra solo superada por el 43,5% de los contratos que exigían un grado universitario.

En la actualidad, más de 793.000 personas cursan FP en España. Según el mapa laboral del Ministerio de Educación, los grados con mayor inserción laboral serían Gestión Administrativa, Cuidados Auxiliares de Enfermería y Administración y Finanzas. Educación Infantil, Electromecánica de vehículos y automóviles o Peluquería, se sumarían a los que consiguieron mayor número de contratos.

La edad de los alumnos de FP supera en España la media que le correspondería, especialmente en grado medio (51%) y grado superior (59%), ya que las edades teóricas se encontrarían entre los 17 y 20 años. Las últimas reformas del gobierno a través de la LOMCE han buscado simplificar las pruebas de acceso; los titulados en Formación Profesional Básica, por ejemplo, podrán acceder directamente, sin necesidad de prueba adicional, a los ciclos de grado medio relacionados con su título.

Las pruebas de acceso a los grados medio y superior, quedarán limitadas a aquellos alumnos que no hayan podido terminar el ciclo básico y la ESO. En España solo el 9% de la población adulta tiene estudios de FP, una cifra muy por debajo de la media de la OCDE, que se encuentra en el 34%. Según los sindicatos, los resultados de la FP están siendo modestos, con unas cifras de abandono de los estudios muy altas. Además, aseguran que solo tres de cada 100 graduados terminan con un empleo en su especialidad.

La crisis, la falta de recursos, la precarización del profesorado, el gran número de alumnos por aula, así como la falta de plazas en aquellas ramas que tienen una mejor perspectiva laboral, serían obstáculos que impiden que el modelo se desarrolle con suficiencia. Esto se suma a que se han encarecido los grados por el aumento de las tasas y las denuncias de los estudiantes de que se realizan prácticas sin cobrar.

Los informes que despliegan Gobierno y Comunidades Autónomas, sin embargo, constatan que la tasa de paro de los estudiantes de FP es inferior a la media, con un sueldo tipo entre los 900 y los 1.200 euros brutos anuales que, sin embargo, está condicionado por la temporalidad de los contratos. Estos datos confirmarían un repunte en la tasa de inserción laboral de los estudiantes de FP tras años de crisis en que las perspectivas laborales no cumplían con las expectativas.

De entre los grupos que obtiene las tasas de inserción más elevadas en la relación a equivalencia entre empleo y estudios están los graduados en fabricación mecánica (en ciclos formativos de grado superior) y los de hostelería y turismo (en ciclos formativos de grado medio), según el último informe de Inserción Laboral de las Enseñanzas profesionales 2014 de la Generalitat de Cataluña.

La Formación Dual, el modelo de inspiración centroeuropeo, en el que se combina la enseñanza con prácticas en las empresas, instaurado legamente desde 2012, y presente en todas las comunidades, acogió a 18.000 alumnos en 2015 (frente a los 10.000 de 2014), con la participación de 1.570 empresas españolas. En cifras globales, los alumnos que la cursan en España no llegan al 3%, una cifra alejada de Alemania, que supera el 60% de los estudiantes de FP. Los últimos datos presentados por el Gobierno apuntan a que más de 20.000 personas la estarían cursando, valorando esta experiencia de «éxito» desde su implantación hace 3 años.

Los sindicatos denuncian que el modelo dual requiere de contratos y que los empresarios se comprometan con el sistema. Además, el alto precio de las tasas universitarias está impulsando un aumento de la matrícula de la FP reglada sin que se haya aumentado convenientemente la oferta de plazas, según un estudio de la universidad de Valencia, que califica la implantación de la FP dual de «precipitada». Este estudio señala que muchas empresas aún desconocen el modelo y que a los centros les cuesta encontrar compañías –ya sea por su tamaño, desconocimiento o necesidades– que deseen participar. También constata que ha habido experiencias de éxito, aunque ha sido «irregular».

Para que este modelo pudiera desarrollarse, según un informe del International Research Center on Organizations (IRCO), es necesario romper con el estigma de la Formación Profesional de una vez por todas, superar los obstáculos administrativos y generar un mayor compromiso de las partes implicadas, con un marco jurídico que aportase seguridad, y así poder adaptar la FP dual a las singularidades del país.