A los dos años se fue de Cuba con su familia y se asentó en Miami, en donde desde hace tres décadas es una de las personas más influyentes de la comunidad latina y se muestra en clara oposición al régimen castrista. De ahí, que en tono irónico, dijese que "la muerte del dictador se está haciendo más larga que la dictadura, lleva ya un año muriéndose, el hombre".

Gloria Estefan, que dice tener "el corazón cubano y la mente estadounidense", desea que la "transición cubana, una vez fallezca Castro, se haga de forma tranquila y paulatina. La gente cubana sólo conoce lo que ahora tiene y debe ir conociendo poco a poco cosas nuevas".

Pero lo que verdaderamente le interesa a Gloria Estefan es la música. Lleva treinta años, junto a su marido, dedicada a hacer canciones, y fue hace tres cuando publicó su último trabajo de estudio, Unwrapped, con el que decidió que se retiraba de los escenarios.

Fue entonces cuando emprendió una gira mundial que quiere concluir el próximo año por Europa y Latinoamérica. "Es una deuda pendiente con mi público de estos lugares y tengo que cumplirla. Pero lo de estar de gira es algo muy duro, sobre todo cuando eres madre y te pasas 16 meses sin pasar por tu casa prácticamente. Eso ya sólo lo puede hacer el gran Julio Iglesias", comenta.

90 millas, que "no tiene nada que ver" con Mi tierra, un álbum también en español del que vendió más de un millón de ejemplares en España, recupera sus "raíces cubanas", porque confiesa que es lo que le gusta. "Yo -aclara- cantaba a los ocho años, con mi abuela como único espectador, los discos que la familia enviaba a mi madre de Cuba y eso queda muy dentro".

En este nuevo trabajo combina "tradición y modernidad" y cuenta con la colaboración de algunos de los músicos latinos más influyentes como Carlos Santana, Johnny Pacheco, Alfredo "Chocolate" Armenteros, José Feliciano, Sheila E., el actor Andy García y Cachao.