El Museo Vivanco de la Cultura del Vino acoge la exposición 'Vivanco, Pensando en Vino: 40 años de Coleccionismo'

  • LOGROÑO, 5 (EUROPA PRESS)
Expo Vivanco de Gutenberg
Expo Vivanco de Gutenberg
MUSEO VIVANCO
Expo Vivanco de Gutenberg

'Vivanco, Pensando en Vino: 40 años de Coleccionismo' supone un recorrido memorable a través de la Cultura del Vino y sus 8.000 años de historia, con una selección de los fondos del Centro de Documentación del Vino de la Fundación Vivanco.

El apasionante viaje de esta bebida milenaria y su cultura, gracias a documentos escritos, sonoros y manuscritos, podrá visitarse hasta el 23 de abril de 2017.

DE LA IMPRENTA DE GUTENBERG A LAS MANOS POÉTICAS DE NERUDA

El vino, más allá de las diversas disciplinas artísticas, ha viajado en forma de libros, postales, sellos, monedas, minutas, fotografías, telegramas, cartas de embarque, poemas e incluso descubrimientos decisivos para la humanidad. 'Vivanco, Pensando en Vino: 40 años de Coleccionismo' es una buena ocasión para descubrirlo.

La exposición inicia este camino documental en el siglo XV, gracias a dos incunables, es decir, libros impresos con tipos móviles desde la aparición de la imprenta de Gutenberg, en 1453, hasta el año 1500 inclusive: De conservatione sanitatis, que aún conserva su encuadernación original; o De re rustica de Columella, de 1499. Incunables que se exponen junto a libros antiguos.

El gran Louis Pasteur, padre de la microbiología, también está presente en esta muestra. A él le debemos alguno de los avances científicos más relevantes de la historia: la vacunación como método preventivo de enfermedades infecciosas, que ha permitido salvar millones de vidas; la pasterización, un término totalmente asumido en nuestro día a día; y la demostración de que todo proceso de fermentación y descomposición orgánica se debe a la acción de organismos vivos, un hecho crucial para convertir el mosto en vino.

Su carta manuscrita comparte escenario en la Sala de Exposiciones Temporales del Museo Vivanco de la Cultura del Vino junto con el poeta del amor, y también del vino, Pablo Neruda. El Nobel chileno, nacido en tierra de viñas, fue un gran gourmet y su poesía está salpicada de guiños a la comida y a esta bebida universal, a veces con un tono hedonista, y otras con un sentido social. Su versión primigenia Oda al Vino y sus dedicatorias en Odas Elementales, nos aproximan al autor a través de sus manos y su pensamiento.

Desde el siglo XVII hasta el siglo XX, la Colección Contratos de transporte de mercancías nos permite descubrir los documentos que formaban parte de los trámites necesarios para conducir los distintos artículos con los que se comerciaba.

Por su parte el archivo documental, procedente en su mayoría de adquisiciones, refleja los fondos generados por una persona a lo largo de su vida y en el ejercicio de su actividad profesional, intelectual y social; fondos familiares, que son el resultado de su vida; fondos de empresas o cooperativas; y también de entidades.

Destaca el Fondo Larrea, director de la Estación Enológica y presidente del Consejo Regulador de Origen Rioja (1944-1971), cuyo vasto archivo personal adquirió la Fundación Vivanco para la Cultura del Vino, con el objetivo de catalogarlo y ponerlo a disposición de los investigadores a través de su Centro de Documentación del Vino.

Para aquellos románticos que aún compren una postal en sus viajes, 'Vivanco, Pensando en Vino: 40 años de Coleccionismo' ofrece una oportunidad única para ver físicamente, y también para descubrir en soporte digital, el arte a través de estas misivas que tantas ocasiones se inspiraron en el mundo del vino. Un viaje que en la muestra también se materializa en forma de sellos, billetes y fondos de barrica, estos últimos datados entre los siglos XIX y XX. Y también a través de las páginas de un libro. De hecho, son particularmente llamativos los ex libris con motivos vinícolas.

Aquellas marcas de propiedad consistían, normalmente, en una estampa, etiqueta o sello y solían colocarse en el reverso de la cubierta o tapa de un libro. Además de contener el nombre del dueño del ejemplar o de la biblioteca propietaria, permite conocer el camino de ese libro, de mano en mano, desde su impresión.

Continúa el peregrinaje en soportes variopintos... El viaje del vino en carteles publicitarios (entre ellos los de Alphonse Mucha, datados en el siglo XIX), que en su día permanecieron inmóviles ante miradas errantes. El surco del vino en el aire, gracias a partituras, libros de música y melodías de vino. El sabor del vino en los labios, testigo a través de las minutas expuestas, que nos permiten conocer de primera mano los gustos sociales en determinados períodos históricos, o el vino que quedó dormido bajo el mar tras el naufragio del Titanic. Y el viaje del vino en una fotografía, como las de Ouka Leele, Carlos Cánovas o Stéphane Richter.

Un viaje mágico que completa el padre del Fotoperiodismo Hanry Cartier-Bresson, cuyo instante perpetuo en la Rue Mouffettard nos devuelve una sonrisa, en blanco y negro, con alma teñida de vino.

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