Casi sin hojas, ajados, chuchurríos. No están muertos, pero lo parecen. El 80% de los 3.100 árboles que el Ayuntamiento de la capital ha plantado en el último año en la Casa de Campo y la avenida de Portugal (después de las obras de la M-30) están «en una situación penosa», según denunció ayer Ecologistas en Acción.

Fuentes del Servicio de Inspección Municipal de Madrid, encargado de vigilar el estado de las plantas, secundaron la crítica de la organización ecologista: estos árboles «no tienen follaje y su porte no es sano», explicaron ayer a 20 minutos.

Aunque estos árboles aún siguen con vida (el Ayuntamiento de Madrid asegura que se han muerto menos del 10%, lo que entra dentro de la «normalidad»), su aspecto delata que algo no va bien. «A simple vista parece que están secos, especialmente los cerezos», destacó ayer Luciano Labajos, de Ecologistas en Acción.

La falta de un correcto mantenimiento y la incapacidad de algunas especies, como los nogales, para adaptarse al clima madrileño están detrás de que los árboles parezcan esqueletos y no luzcan tan esplendorosos como debieran, según los propios jardineros.

Además de su mal estado, Ecologistas critica el «despilfarro»: «Cada ejemplar cuesta 250 euros de media».

Estresados por el cambio climático

Los árboles de Madrid están invadidos de una nueva plaga: el estrés. Tal y como publicó 20 minutos el 25 de julio, los 230.000 ejemplares plantados en las calles de la capital «están afectados por el estrés», según el Servicio de Inspección, que los vigila. Las obras, la contaminación y el cambio climático hacen que sus hojas se arruguen, se llenen de hongos y finalmente acaben por secarse y morir.

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