La alegría de quitarse 100 kilos de encima

María Luisa Vela Molina muestra cómo era antes.(R.SERRANO)
María Luisa Vela Molina muestra cómo era antes.(R.SERRANO)
María Luisa Vela Molina muestra cómo era antes.(R.SERRANO)

Estuvo dos años en lista de espera para operarse de reducción de estómago. Hoy es otra mujer. Atrás queda su calvario. Dice que se siente nueva. Es María Luisa Vela Molina, una cordobesa que llegó a pesar más de 210 kilos. «Me pasaba el día sentada en un sillón y conectada a una máquina para poder dormir. No podía hacer nada. Mis dos hijos eran mis brazos y mis piernas», recuerda esta vecina del Polígono Guadalquivir.

Tras dos años esperando que el Reina Sofía le practicara una reducción de estómago, algo que denunció públicamente, cuenta que el bisturí le ha cambiado la vida. Ahora, con 109 kilos a sus espaldas, tiene trabajo y una agenda cargada de sueños. «Si se cae mi casa, no me pilla dentro. No paro. Me apunto a todo. Mi hermana dice que va a coger una varita para que me ponga gorda otra vez y no salga tanto», comenta entre risas.

«Caí en una gran depresión. Quería morirme. Lloraba cuando nadie me veía», explica M.ª Luisa, que pronto se operará de una hernia, brazos, muslos y pecho porque «aún tengo mucha piel colgante». Vela se convirtió en enferma de obesidad mórbida por las dietas que hizo y las pastillas que tomó para adelgazar. Hoy desea que le toque la lotería para poder viajar.

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