Sospechan que la máscara mortuoria de Napoleón expuesta en París es falsa

  • El cadáver de Napoléon, que se encuentra en el museo de Los Inválidos, también podría ser falso.
  • La máscara fue subastada por Christie's en 2004.
  • Napoleón Bonaparte falleció en 1821 en la isla de Santa Elena.

Casi dos siglos después de su muerte, Napoleón Bonaparte da aún para la polémica y ahora algunos expertos franceses sospechan que la máscara mortuoria que conservan en el Museo del Ejército no es la buena y que incluso se puede dudar de que el cadáver repatriado en 1840 fuera el del célebre militar.

Fallecido en 1821 en su exilio de la isla de Santa Elena, Napoleón tiene varias máscaras mortuorias, lo que ya suscita algunos interrogantes acerca de la verosimilitud de todas.

Oficialmente el cadáver repatriado de Bonaparte reposa en Los Inválidos de París y en ese mismo recinto, que acoge el Museo del Ejército, hay una máscara tomada en su lecho de muerte.

Sin embargo, el historiador Bruno Roy-Henry señala que no es la verdadera y que el verdadero rostro del emperador francés destronado ha estado en poder de los ingleses, que fueron los que vigilaron su exilio.

Para justificar su afirmación Roy-Henry ha dicho al diario 'Libération' que hay que fijarse en un cuadro firmado en 1815 por el británico Charles Locke Eastlake en el que se advierte una pequeña cicatriz en el rostro del militar.

Esa cicatriz no aparece en la máscara mortuoria de Los Inválidos, en la que Napoleón presenta un aspecto algo más juvenil del cincuentón que murió en Santa Elena, pero sí en el molde que los ingleses custodiaron durante años en un museo de Londres.

Sin embargo, esa máscara fue subastada por Christie's en 2004 y vendida a un particular cuyo nombre se desconoce.

Cambio de cadáver

El debate sobre la máscara conduce a otro, más antiguo, sobre el cuerpo que en 1840 fue exhumado en Santa Elena para ser repatriado con todos los honores a Francia.

Una de las teorías sobre la muerte de Napoleón es que fue envenenado por sus guardianes ingleses y que, con la intención de disimularlo, éstos procedieron a cambiar de cadáver la presunta tumba de Bonaparte en la isla.

Para ello se apoyan en algunos cambios tanto anatómicos como de la vestimenta y objetos que acompañaban al emperador en su último lugar de descanso.

Estos defensores de la conspiración creen que el cuerpo exhumado y repatriado en 1840 no era el de Napoléon sino el de uno de sus colaboradores, Cipriani Franceschi, fallecido también en Santa Elena antes que su jefe.

Para cerrar el círculo hay quien afirma que la máscara mortuoria del Museo del Ejército de París se asemeja mucho a la cara de Franceschi -algo más joven que Napoleón-, incluida su nariz aguileña.

El Ministerio francés de Defensa se niega a hacer pruebas de ADN en el cadáver que se conserva en Los Inválidos por considerar que las teorías que cuestionan la identidad del finado no son consistentes.

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