La Valencia capital del jazz vuelve a sonar en una exposición en Bancaja

Valencia se reivindica como "capital del jazz" durante las décadas de los ochenta y los noventa en una exposición del Centro Cultural de la Fundación Bancaja. Más de un centenar de piezas --entre fotografías, carteles, discos, objetos curiosos e instrumentos-- integran los fondos de esta muestra, que plasma cómo este género musical "prendió con fuerza" en la ciudad del Turia coincidiendo con la recuperación de la democracia.

Valencia se reivindica como "capital del jazz" durante las décadas de los ochenta y los noventa en una exposición del Centro Cultural de la Fundación Bancaja. Más de un centenar de piezas —entre fotografías, carteles, discos, objetos curiosos e instrumentos— integran los fondos de esta muestra, que plasma cómo este género musical "prendió con fuerza" en la ciudad del Turia coincidiendo con la recuperación de la democracia.

La selección, titulada 'Valencia Jazz. Perdido Club y otras voces de una eclosión musical' y que se podrá visitar hasta el próximo 8 de mayo, ha sido presentada este jueves en rueda de prensa por el presidente de la Fundación Bancaja, Rafael Alcón; y los comisarios del proyecto, los críticos e historiadores, Jorge García y Toni Picazo. También ha acudido el director de CulturArts, entidad que colabora en la iniciativa, José Luis Moreno.

Para elaborar este retrato de una "época viva" del jazz en Valencia, la exposición se centra en el club de jazz Perdido, punto de encuentro jazzístico entre 1980 y 1995.

El itinerario expositivo se estructura en tres bloques, dedicados a los antecedentes, la importancia del club Perdido y la eclosión del género.

De esta forma, se explica a los espectadores "de manera visual cómo y por qué Valencia se convirtió en una capital de jazz", ha señalado Toni Picazo, que ha agregado que "la llegada de la democracia reactivó la afición por el jazz en buena parte del Estado, y en Valencia, el movimiento prendió con mucha fuerza".

El arranque de la muestra repasa los primeros pasos de la música del jazz en la ciudad a mediados de los años 70. Seguidamente, viaja en la segunda parte hasta el club Perdido, uno de los lugares que propulsó el jazz en la época y marcó un punto importante en su historia en Valencia.

"capilla del jazz"

"El club Perdido y su 15 aniversario es el corazón de la exposición. Tenía un aura de capilla de jazz", recuerda Jorge García. A su vez, otra sala importante de la época, y predecesor de Perdido, fue Tres Tristes Tigres. Sin embargo, su corta duración (años 78 y 79), no le llevó a alcanzar la fama del segundo.

Hasta que cerró sus puertas en 1995, pasaron Perdido músicos como los trompetistas Woody Shaw y Joe Newman, el guitarrista Jim Hall, los saxofonistas George Adams y Steve Lacy, o los pianistas Mal Waldron y el organista Lou Bennett. Artistas españoles, como Pedro Iturralde o Tete Montoliu también actuaron para el público valenciano. La capital valenciana también aportó sus propios músicos: Joan Soler, Ximo Tébar y Miguel Casany, entre otros.

La muestra culmina con la época de consolidación del género, en la que la Fundación Bancaja jugó un papel importante en el impulso del jazz en Valencia. Desde 1991 a 1998, la sede en la Plaza Tetuán acogió conciertos de Lee Konitz, Donald Harrison o Johnny Griffin.

Entre las piezas más curiosas que se pueden contemplar, destaca una vieja corneta que formó parte de la decoración del club Perdido y fotografías que cuenta una parte de esta historia cultural.

DOCUMENTACIÓN

En este sentido, Toni Picazo ha subrayado que "se ha hecho un trabajo de documentación laborioso y grato". A pesar de ello, muchos documentos no se han podido recuperar, y tal como afirma Jorge García, "la mejor forma de transmitir la historia, a veces, es de forma oral". Así mismo, "es la primera vez que el público va a poder aprender una historia del jazz valenciano", puntualiza Picazo.

Finalmente, preguntado sobre cómo ha evolucionado el público en los últimos tiempos, Jorge García asegura que "no dejan de aparecer músicos jóvenes, y ellos tienen sus círculos", por lo que también los aficionados se renuevan. No han dejado de existir apasionados del jazz a lo largo del tiempo, aunque "a raíz de la crisis de los 90 hay un bajón", asegura el historiador.

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