A principios del mes que viene, un pequeño Smart pintado de gris, identificado con el anagrama de la Policía Local y pilotado por dos agentes, recorrerá todos los tramos de carril-bus de la ciudad fotografiando a todo aquel que lo invada y a los automóviles que estén mal aparcados y lo obstaculicen.

Gracias a una cámara digital y a un sistema informático, el nuevo coche policial remitirá prácticamente a tiempo real la imagen del vehículo infractor a la central de Policía; ésta, si está mal aparcado, enviará ipso facto a la grúa y a un coche patrulla para retirarlo. Si el conductor invade el carril- bus por lugares prohibidos, se comenzará a tramitar la correspondiente multa (entre 30 y 90 euros) utilizando la foto como prueba de la infracción.

Esta medida pretende disuadir a los conductores de circular por las vías reservadas a la EMT y, de esta forma, agilizar el servicio del bus. Además, el nuevo vehículo, que estará 15 días de prueba, no perderá de vista otras infracciones: «Si detectan salvajadas, actuará», explicaron ayer desde el Ayuntamiento.

Por otra parte, anunciaron que los coches-radar (ahora son automóviles blancos de la marca Citroën) serán sustituidos por otros mucho más llamativos. «Serán visibles, tendrán anagramas de la Policía e, incluso, pirulos o luces». Esta iniciativa pretende disuadir a los conductores de pisar en exceso el acelerador. «Queremos evitar, no ya tanto sancionar».

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