De estar tirados en el río a tener cama

  • Cuatro inmigrantes del río ahora están en la Casa de la Caridad.
  • El centro tienen guardería, lavandería y centro de día.
  • 150 personas comen allí todos los días.

«Me han dado una nueva oportunidad para seguir adelante y no la voy a desaprovechar», así de rotundo y contento se muestra Leandro. Él es una de las 50 personas desalojadas del río el pasado lunes. Este miércoles estaba en la puerta de la Casa de la Caridad, junto a tres amigos, esperando a que un trabajador social lo atendiera para recibir ayuda y dejar la bebida.

Otros hacían cola desde las 12.30 horas para entrar al comedor. Allí les aguardaba una bandeja con ensalada de arroz, gazpacho, merluza y unas natillas de postre. Las personas que trabajan fuera y que no pueden ir a comer, los cocineros de la Casa de la Caridad, les preparan unos bocadillos para que se los puedan lleven a su trabajo.

Además, todos los que quieren ampliar sus conocimientos acuden a los talleres de prensa, cocina, cerámica... donde también aprovechan para conocerse.

La guardería es el lugar más alegre: 33 niños aprenden, ríen y duermen hasta que sus padres los recogen a las 17 horas.

Para entrar a dormir hay que esperar hasta las 20.30. A esa hora, comienzan a llegar los 50 sin techo que tienen plaza en el albergue, donde pueden estar todo el tiempo que ellos necesiten lo habitual es hasta que encuentran trabajo. Se duchan, cenan y esperan que llegue el nuevo día.

Nuevo desalojo en el viejo cauce

La Policía Local, junto al servicio de limpieza del Ayuntamiento de Valencia, volvieron a acudir este miércoles a las inmediaciones del puente de Ademuz, para desalojar a los inmigrantes que seguían durmiendo allí, al raso. Este es el segundo desalojo que se produce en la zona después de que el pasado lunes los servicios sociales echaran a los inmigrantes, unos 50, y les ofrecieran la posibilidad de acudir a centros de acogida y pensiones.

Agust : «Me han dado trabajo como descargador»

Agust vivía el lunes en el río, junto a sus compatriotas rumanos, y ayer, en la Casa de la Caridad. Ya llevaba bajo el brazo un contrato de trabajo: «Me ha fichado una empresa para que cargue y descargue camiones en Loriguilla. Cobraré 1.000 euros y el contrato es indefinido», comentaba a las puertas de la Casa de la Caridad. Ha recibido apoyo de esta entidad, donde sólo lleva tres días. Podrá permanecer en la Casa de la Caridad otros tres más. Durante ese tiempo, tendrá que buscar una habitación o un piso: «Iré a trabajar en tren. Tengo los pies muy mal, pero eso no va a entorpecer mi trabajo», comentó esbozando una sonrisa.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento