Casi 24.000 madrileños, vetados en casinos y bingos

  • La Comunidad tiene un censo de ‘non gratus’ en casas de apuestas por problemas con el juego.
  • Cada vez hay más ludópatas, según las asociaciones.

De las máquinas tragaperras a las apuestas on line. El peligro de la adicción al juego viene ahora vía Internet y capta cada vez a población más joven. La Comunidad tiene registradas a 23.870 personas que tienen prohibido el acceso a bingos y casinos (por petición propia o por sentencia judicial), debido a sus problemas con el juego: una cifra mayor que toda la población de Torrelodones.

Pero según las asociaciones de afectados, el número de ludópatas en la región es aún superior y ronda los 100.000, a los que habría que sumar "otros 50.000 con riesgo potencial".

Leonardo Soriano, presidente de la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (Fejar), afirma que "cada vez hay más adictos al juego, y más jóvenes, debido sobre todo al fácil acceso que ofrece la red y al aumento del número de juegos de azar estos últimos años".

En la región existe un reglamento que fija las normas de funcionamiento de bingos, casinos y casas de apuestas on line. Según la Dirección General de Ordenación y Gestión del Juego de la Comunidad, "controlar a estas últimas resulta muy complicado, debido a que la mayoría tiene sede en el extranjero".

"Sudaba al ver tragaperras"

Pedro Justo Jiménez, de 62 años, lleva 13 sin tocar una máquina tragaperras. "Cambié mi adicción al alcohol por el juego. Tal era mi grado de dependencia que cada vez que veía una máquina sufría taquicardias, sudaba, me temblaba el pulso... llegaba hasta a desmayarme, pero, aun así, seguía jugando", afirma. "Podía gastarme todo el sueldo del mes de una sola sentada, y tampoco es que tuviera demasiado, ya que soy pensionista".

La ludopatía ya me estaba afectando a la salud... y pedí ayuda

La desesperación de Pedro alcanzó su punto álgido el día que intentó suicidarse. "La ludopatía ya me estaba afectando a la salud... y pedí ayuda". Fue entonces cuando acudió a la Asociación de Jugadores en Rehabilitación de Alcobendas y San Sebastián de los Reyes: "Allí me dieron un cargo de responsabilidad. Era yo quien tenía que velar por la adicción de otras personas. Así que, por amor propio, dejé de jugar, y así han pasado ya 13 años".

Su labor al frente de esta asociación llevó a que el Ayuntamiento de Alcobendas le otorgara una medalla al mérito civil. Hoy día continúa en su lucha contra la ludopatía y no duda en denunciar a los distintos gobiernos y administraciones de su falta de interés a la hora de combatir esta enfermedad.

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