El detenido por la muerte del párroco de Villafranca declara hoy ante el juez

  • Al entierro, celebrado ayer, acudieron miles de personas
  • Le asesinaron al golpearle con un radiador de aceite en la cabeza mientras dormía.
  • El detenido, principal sospechoso, trabajaba en el mantenimiento de una finca del cura.

El ciudadano rumano que ha sido detenido en Madrid como presunto autor de la muerte del párroco de Villafranca de Córdoba, Tomás Pérez, de 75 años, cuyo cuerpo sin vida fue encontrado ayer por la mañana en su domicilio de la localidad cordobesa, declara hoy ante el juez en Madrid, lugar donde fue apresado por la Policía Nacional.

Está previsto que T.V., de 22 años de edad, actualmente detenido en las dependencias de la Guardia Civil de Tres Cantos como supuesto asesino del cura-párroco, pase esta mañana a disposición del juez. Sin embargo, fuentes de la investigación indican que se trata de una decisión judicial, por lo que este extremo "podría variar y ser reclamado antes o después por el juez".

Así, si todo continúa según lo previsto, esta mañana T.V. será conducido a uno de los juzgados de instrucción de la madrileña Plaza de Castilla después de que durante las últimas horas haya permanecido en las dependencias de la Guardia Civil en Tres Cantos. T.V. fue detenido el pasado lunes sobre las 19.50 horas, después de que sobre las 16.30 horas, personal de la Policía Judicial de la Guardia Civil de la Comandancia de Madrid localizara en las inmediaciones de la Estación Sur de autobuses de Madrid, el vehículo propiedad del sacerdote --un Toyota Corolla-- que había desaparecido de la casa de éste.

La Guardia Civil tuvo conocimiento del hallazgo del cuerpo del párroco sobre las 10.45 horas, cuando su Centro Operativo recibió una llamada telefónica informando de que la persona que normalmente efectúa tareas de asistencia doméstica en la vivienda del párroco había hallado el cadáver ensangrentado de éste en su cama. Desplazado al lugar el Equipo de la Policía Judicial de la Guardia Civil verificaron que el cadáver presentaba evidentes signos de violencia tras haber sido golpeado con un radiador de aceite en la cabeza mientras se encontraba tumbado en su cama. La Policía Judicial no encontró signos de que el autor o autores del homicidio hubiesen forzado ninguno de los cerramientos de la vivienda, ni que existieran signos de robo en la vivienda.

En las primeras investigaciones, el Instituto Armado pudo saber que la noche anterior, el sacerdote había estado acompañado por una persona de nacionalidad rumana, que responde a las iniciales T.V., a quien el párroco tenía encomendado el cuidado y mantenimiento de una casa de campo de su propiedad, situada a las afueras de la Villafranca de Córdoba. La Guardia Civil se trasladó a dicha casa de campo, donde normalmente residía el sospechoso, sin embargo, no le pudieron localizar. Los agentes también comprobaron la falta de las llaves del Toyota Corolla. Así, al resultar infructuosas las gestiones de localización de esta persona y del vehículo, la Guardia Civil de Córdoba tramitó a todos las centrales operativas de la Guardia Civil, a nivel nacional, una orden de localización y detención del sospechoso y del vehículo desaparecido, participando asimismo esta orden de búsqueda al Cuerpo Nacional de Policía y a la Policía Local.

Multitudinaria despedida

El entierro del difunto se celebró ayer en la parroquia villafranqueña. Los restos mortales de Tomás Pérez Escudero, el párroco del pueblo asesinado el lunes, recibieron sagrada sepultura en el municipio donde realizó su labor sacerdotal durante los últimos 32 años. Natural de Hinojosa del Duque, la sociedad villafranqueña ha dado ya los primeros pasos para nombrarlo, a título póstumo, hijo adoptivo de la villa.

La misa fue oficiada por el obispo de Córdoba, Juan José Asenjo, y concelebrada por unos 70 sacerdotes. Miles de personas acudieron al sepelio para despedir al párroco, querido por el pueblo villafranqueño por su predisposición a colaborar en todo tipo de actividades culturales y ciudadanas promovidas por sus habitantes. El obispo pidió "a Dios que siente a Tomás Pérez en el banquete de su Reino". Y para ello, Don Tomás, como le conocían los villafranqueños, no necesita invitación, ya que se ganó la fama de acudir a los banquetes sin invitación oficial porque era algo que no necesitaba. Todo el mundo lo recibía con los brazos abiertos. Las comilonas, peroles o bautizos no eran lo mismo si no irrumpía en ellos Don Tomás con su séquito de monaguillos.

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