Este grupo de música pop-rock originario de Madrid lo forman el vocalista y compositor Mikel Izal, Alejandro Jordá a la batería, Emanuel Pérez “Gato” al bajo, Alberto Pérez a las guitarras e Iván Mella a los teclados. Nacieron en 2010 con un EP, Teletransporte, al que siguieron los discos Magia y efectos especiales (2012) y Agujeros de gusano (2013). 2015 es el año de Copacabana. Hablamos con Mikel Izal (Pamplona, 1982) un ingeniero de telecomunicaciones que dejó su trabajo en Boeing para dedicarse a su pasión, la música.

¿A qué suena Copacabana?

No me gusta utilizar la palabra "riesgo" pero lo ha habido en este disco. Los productores, Santos y Fluren (Blind Records), han influido en la identidad del sonido del álbum, más orgánico, y hemos generado con ellos una relación muy especial. Nos gustan los contrastes que hemos creado tanto en este disco como en la música. No hemos tenido miedo a la hora de apretar botones en el estudio y, por ejemplo, nos han salido un par de temas con una identidad electrónica muy marcada: El baile y Tambores de guerra.

¿Qué ha marcado la diferencia en esta nueva grabación?

Hemos tenido más tiempo para trabajarlo que en discos anteriores. Hemos pasado todo el verano en Barcelona, una ciudad que sin duda ha marcado este disco. En diciembre volveremos a ella ya en gira. En Barcelona no es sencillo acceder a los grandes recintos por lo que tenemos muchas expectativas puestas en nuestro concierto en el Sant Jordi Club del día 11 de diciembre.

El concierto de la gira Copacabana en su ciudad natal, Pamplona, ¿ha sido de lo más especial que ha vivido como cantante hasta la fecha?

Fue muy inesperado para nosotros tener que doblar la fecha y actuar en dos noches que fueron súper intensas. Aún estoy derrotado porque no puse el freno de mano. Pudimos estrenar nuestro show al completo, en el que el público se da cuenta que hemos dado un paso adelante a nivel escenográfico (luces, sonido, equipo técnico...). Un neón gigantesco preside el escenario...

¿Y a nivel personal y sentimental? Fueron a apoyarle su familia en pleno.

Fueron hasta 40 primos y tíos míos y se lo pasaron pipa. Ellos alucinan con Izal mucho más que yo. Ven todo esto de una forma quizás más romántica. Flipan cuando me oyen por la radio y me hace muy feliz que mis padres estén tranquilos.

¿Y cómo lo ve usted?

Con relatividad, como una profesión que me apasiona, pero que también veo desde dentro.  Nuestros inicios fueron muy poco prometedores, no tuvimos padrino, perdimos dinero, viajábamos en un coche con los instrumentos en las rodillas...fueron unos comienzos como tenían que ser. Y los vivieron mis padres, mi madre quizás con más turbación. Yo era ingeniero y mi trabajo extramusical me estorbaba, así que lo dejé. Pero les dije a mis padres que si en tres años no pagaba las facturas con el trabajo que me apasionaba, la música, me pondría a echar currículums.

Y no hizo falta.

De momento no. Al revés. 2014 fue un verano de festivales increíble para el grupo que espero que vuelvan con Copacabana. Estamos muy orgullosos.

¿También les enorgullece que les comparen con los más veteranos Vetusta Morla?

Sí. A nivel musical las diferencias son notables entre ambos tanto en estilo como en imaginario. Somos cerebros diferentes. Pero claro que tenemos puntos en común, como tener la autogestión por bandera, la manera en la que nos ha sorprendido el éxito, dedicarnos al pop-rock independiente en castellano. Y lo mismo nos ocurre con Love of Lesbian.

¿Qué es lo que más valoran de estos dos compañeros de viaje?

Que son conjuntos que han abierto un camino hacia otros lugares musicales y que han demostrado que no es necesaria una radiofórmula para llegar al público con tu música. Las redes sociales posibilitan un boca a boca digital potentísimo.

Comparten con ellos escenarios y festivales ¿Con cuáles de sus consejos se quedan?

Con que no se nos vaya la olla, también con las críticas que recibamos, y que seamos felices con lo que hacemos. De hecho, nosotros no vivimos en ningún escaparate mediático y nuestro camino musical es de lo más normal del mundo. Somos cinco tipos muy normales. Tengo un humilde estudio de grabación en casa que aún nos sirve hoy en día. Nuestras canciones han empatizado con el público sin pretenderlo pues yo veo la composición como algo absolutamente egoísta. Para mí es una necesidad para contarme cosas a mí mismo y considero una gran suerte que aquello que hago yo en mi casa llegue al corazón y al cerebro de la gente. Esperamos volver a haber generado un nuevo mundo con Copacabana y ojalá que vuelva a empatizar con el público.