La bebida ya no sólo es cosa de hombres. Desde hace diez años, el índice de mujeres que se suman a las listas de Alcohólicos Anónimos va en aumento. En estos momentos, de los 380 miembros con los que cuenta la asociación en la provincia de Valencia, 114 son mujeres, o lo que es lo mismo, suman un 30%.
«Los tiempos cambian, y ahora la mujer saca a la luz sus problemas con el alcohol», señalan desde Alcohólicos Anónimos. En una década, el incremento de mujeres que ha habido es de un 20% aproximadamente.

El perfil de la enferma

Aunque desde la asociación reconocen que es difícil saber «por qué alguien empieza a beber», en el caso de las mujeres, hay dos motivos cruciales: la soledad y el exceso de trabajo al que se ven sometidas a diario.

Buena parte de las afectadas, según explican desde la asociación, se refugian en el alcohol después de una separación matrimonial, cuando los hijos se van de casa o cuando se dan cuenta de que se hacen mayores.

En cuanto a la edad, el abanico también es muy amplio. Si bien la mayoría de alcohólicas en Valencia tiene una media de edad de 47 años, «también nos han llegado casos de jóvenes con 21 y 22 años para pedirnos ayuda», explican desde Alcohólicos Anónimos.

Afectados Dónde llamar

La asociación Alcohólicos Anónimos dispone en Valencia de un teléfono de atención para las personas afectadas por el alcoholismo. Es el 963 917 160. En él reciben todo tipo de información sobre terapias y asistencia a ellas.

Tratamiento Demasiado tarde

El reconocimiento del problema se produce tarde. Desde la asociación explican que debería tratarse desde que la persona comienza a beber sin ningún tipo de control, el problema es que, hasta que el afectado no lo reconoce, no pide ayuda.

Grupos Adónde voy

En toda la provincia, la asociación Alcohólicos Anónimos tiene repartidos 21 grupos. Hay 11 en la capital, distribuidos en diferentes barrios, y diez en la provincia. Uno de los grupos que hay en la ciudad es de habla inglesa.

Se separó de su marido y ahí comenzó todo. Estaba embarazada y la depresión y las pocas ganas de vivir se adueñaron de Carmen. «Iba al Mercadona después de trabajar a comprarme botellas de whisky para emborracharme. Me sentía muy sola», cuenta. Así estuvo varios años, pero llegó un momento en que tocó fondo. «Me encerré durante un puente en mi casa e intenté suicidarme de la forma más ruin posible, sin parar de beber. Por suerte, no lo conseguí». Después de esto, Carmen acudió a Alcohólicos Anónimos. Lleva ocho años en la asociación, pero ella se considera alcohólica para toda la vida: «La tentación siempre está ahí, con la primera copa».

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