Dicho de otra forma, la cantidad de carcajadas que pueda provocar un chiste es inversamente proporcional a la edad de los que lo han oído.
Según los investigadores de la Universidad de Washington (inglés), esto se debe a que los adultos mayores tienen cada vez menos flexibilidad cognitiva, menos razonamiento abstracto, y menos memoria inmediata.
Las pruebas
Los científicos llegaron a esta conclusión tras una serie de pruebas, que incluían chistes y relatos cómicos, en las que participaron 40 adultos mayores de 65 años y 40 estudiantes.
Según Brian Carpenter, profesor de psicología de la Universidad de Washington, los adultos más jóvenes tuvieron un rendimiento superior al 6% en la reacción ante los chistes verbales.
En lo que se refiere a los cuentos, su reacción fue superior en un 14% a la de las personas de edad avanzada.
Según Carpenter, el estudio no tuvo como objetivo determinar qué es lo que la gente encuentra gracioso, sino establecer si capta lo que se supone que sea cómico.
"Hay mecanismos mentales básicos para comprender lo que ocurre en un chiste. Los adultos más viejos, tal vez porque tengan déficit en áreas cognitivas, posiblemente encuentran dificultades para comprenderlo", señaló.
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