Charles Huurman abre en Valencia un espacio de encuentro para tatuadores internacionales

El tatuador Charles Huurman ha abierto en Valencia la segunda sede, después de la existente en Kilkenny (Irlanda) de Utopian Tattoo Tribe, un estudio que pretende convertirse en un espacio de encuentro para algunos de los más renombrados especialistas internacionales en esta materia.
Charles Hurrman trabajando
Charles Hurrman trabajando
CH. HURRMAN
Charles Hurrman trabajando

El tatuador Charles Huurman ha abierto en Valencia la segunda sede, después de la existente en Kilkenny (Irlanda) de Utopian Tattoo Tribe, un estudio que pretende convertirse en un espacio de encuentro para algunos de los más renombrados especialistas internacionales en esta materia.

El centro, que toma como referencia el estilo de trabajo de los norteamericanos, cuenta con un equipo más o menos fijo de artistas como Jaime Tud (el tatuador oficial del excampeón del mundo de boxeo Manny Paquiao) o Jade García, una leyenda de la 'Old School', o Caro Blackswan, experta en el nuevo estilo acuarelas.

A ellos se sumarán las visitas de otros tatuadores como polaco Kuba, uno de los mas reconocidos en geometría, o Pincho —el más famoso de los piercers y modificadores corporales de España—, que realizan estancias temporales.

El valenciano Charles Huurman —es nacido en Madrid pero se considera de Picassent, donde residió en su infancia— se ha convertido en uno de los tatuadores del momento con una trayectoria avalada por varios reconocimientos, entre los que destacan el primer y segundo mejor tattoo del día en Frankfourt y Barcelona (ambos en 2014), Mejor Avantgarde en Milán 2014 y Mejor de las convenciones de Copenhagen, Dublín y Madrid este año.

Y eso a pesar de que, al cumplir los 23 años, Charles Huurman se arruinó por primera vez con un negocio de bronceados, lo que le hizo reconvertirse y encontrar un camino de éxito en el mundo del tatuaje.

"a las puertas de los museos"

Huurmann está convencido de que "estamos a las puertas de que el tatuaje entre en los museos". Estos 'artistas de la piel' se diferencian en que a ellos acude también una nueva generación que clientes —los conocidos como 'collectors'—, que viajan de convención en convención buscando a un pintor concreto para el que han reservado una parte específica de su cuerpo y que acumulan piezas como lo que son, obras de arte. Solo falta que aparezca alguien que, como hicieron Keith Haring o Bansky con los graffitis, que logre abrir las puertas de un museo al 'tattoo'.

Huurman subraya el arraigo cultural de la decoración de la piel: "No sabemos quién se hizo el primer tatuaje, pero sí que es algo que existe desde el principio de los tiempos. Recordemos a Ötzi, el famoso 'hombre de hielo' de hace 5.300 años cuya momia apareció en un glaciar de Los Alpes. Decorar el cuerpo, como llevar joyas, es algo que siempre se ha hecho y por muchos motivos: desde marcar a un esclavo hasta identificar el estatus social, o por simple decoración de la misma manera que se utilizaba el maquillaje".

"Ahora —continúa— estamos volviendo a los orígenes, a cuando decorarse el cuerpo era lo normal, como lo es arreglarse el pelo, llevar joyas o ir vestido de una determinada manera".

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