El miedo lleva a la ansiedad, la ansiedad al bloqueo y el bloqueo puede significar el fracaso. Aunque puede parecer  absurdo, es lo que se conoce como profecía autocumplida. Martínez advierte que hay creencias sesgadas del tipo «¡es imposible que apruebe!» o «¡ya verás como me quedo en blanco!», que, si no se combaten, pueden conducir precisamente a ese final no deseado, sin que existan otras razones objetivas que lo motiven.

 

«Los estudiantes deben controlar todo lo que es externo a su conocimiento, para que no influya en el rendimiento», insiste Ana María Salazar, directora del COIE de la URJC.

 

Síntomas como sequedad de boca, temblores, dolor de estómago, ir al servicio con demasiada frecuencia o falta de concentración indican que el individuo tiene un nivel de ansiedad perjudicial. Para no llegar a estos niveles, hay que partir de una buena planificación del tiempo.

 

Estos talleres gratuitos se impartirán de nuevo en septiembre. Para inscribirse hay que enviar un correo a coie@urjc.es, indicando los datos de contacto.

 

 

Una fuente de errores fatales suele ser una lectura incorrecta de las preguntas. Un buen método es el de las tres lecturas. En la primera se obtiene una idea general; con la segunda se buscan las preguntas más fáciles y se contestan; en la tercera se abordan las cuestiones que parecen más difíciles. Otras pautas para llegar a la prueba en las mejores condiciones son dormir las horas necesarias, evitar el consumo de bebidas estimulantes como el café o combinar el estudio con una actividad física moderada. Para evitar en lo posible los efectos del temido miedo escénico, te puedes acercar a la universidad unos días antes y buscar la clase donde tendrás que hacer el examen.